El limpiaparabrisas: El amor en la era digital
Si no estás preparado para el amor, ¿cómo puedes estarlo para la vida? (Soko)
Con este cortometraje de animación -estrenado en el 2021- fue galardonado con un Óscar el ilustrador y realizador madrileño Alberto Mielgo quien obtuvo el merecido reconocimiento a su larga trayectoria como creador de animaciones tanto en el cine como en el ámbito de los videojuegos
Y es que la calidad de la animación es extraordinaria, Mielgo logra gran fuerza expresiva con sus dibujos que asemejan pinturas. Impactan especialmente las imágenes de deslumbrante luz solar en una playa que evocan al maestro Sorolla
Imágenes animadas muy expresivas cargadas de simbolismos para ilustrar diversos flashes de historias protagonizadas por personas en la búsqueda del amor. Como el propio realizador resalta se trata de un haiku audiovisual que invita a reflexionar acerca del amor en un tiempo el nuestro en el que prevalece cada vez más lo digital
Para aquellos interesados y en general para entender mejor el análisis que sigue, comentar que El limpiaparabrisas puede verse gratuitamente en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=ZcjyrXayFZ0&t=4s
Tiempos modernos
Si Chaplin retrató y criticó en una de sus obras maestras el cambio radical del mundo y de la humanidad que conllevó la industrialización, Mielgo de alguna manera hace lo propio con la vertiginosa digitalización global en la que estamos sumergidos
Precisamente una de las primeras imágenes es la de una fábrica en derribo para edificar viviendas presumiblemente domotizadas, el viejo mundo que desaparece en polvo y ruinas
Y en el centro del cambio de la era digital la telefonía, un sector en el que lo analógico queda cada vez más obsoleto, en este sentido se nos muestra una cabina telefónica llena de carteles y anotaciones de contactos –el papel escrito y la impresión, otras víctimas de la revolución digital- que da paso a la imponente imagen de un satélite de comunicaciones que en la distancia domina nuestro planeta
Esa distancia en el macrocosmos como metáfora del microcosmos humano. Sabemos que la distancia física es una característica de lo digital que afecta y mucho a nuestro modo de relacionarnos. Y ese es precisamente el tema de fondo principal que aborda Mielgo en su obra audiovisual
Relato que empieza en un acogedor café de aires antiguos (de nuevo la visualización del pasado), en el que un hombre de mediana edad –un hombre que ha conocido el mundo antes de la digitalización- está fumando y se pregunta qué es el amor ahora y aquí al tiempo que escucha las conversaciones de las mesas cercanas sobre el tema (las conversaciones cara a cara sin la distancia de los dispositivos)
Esa pregunta lanzada al aire sirve para ir simultaneando flashes
de historias que retratan con brillantez las dificultades para amar con
mayúsculas en un mundo el nuestro cada vez más individualista
Miedo al nosotros
En esa imagen de la fábrica en derribo se nos muestran dos grandes chimeneas, dos imponentes columnas que vemos desmoronarse una sobre la otra… Simbólicamente puede entenderse como dos enormes “humos” egóicos separados en su individualismo que de repente se convierten en nube de polvo y ruinas o la imagen del temor al gran cambio que supone esa fusión de diferencias que es amar
Desde siempre se ha temido amar, se ha sentido el miedo a salir de uno mismo para verse y ver en otros ojos…Y especialmente el miedo al posible fracaso y al consecuente dolor por la pérdida
Ese temor parece crecer en la era digital o al menos lo digital ofrece medios para acrecentar la protección individual y evitar así el “riesgo” de amar
En este sentido es significativa la escena del satélite que nos conecta a todos desde la distancia. Mielgo superpone una conversación digital entre dos personas, hablan sobre su reciente cita (uno más entusiasmado que el otro) y parece que van a volver a quedar
Pero el entusiasmado “tensa” la situación al expresar lo que siente, al confesar que quiere verle cada día con un comprometido “lo digo en serio”; y la otra persona que parece que va a responder pero no lo hace con lo que la conversación se queda en un visto mudo. Un visto mudo que probablemente será frustración e incluso rabia para el que se ha desnudado y le reforzará la idea tan extendida hoy en día de que es mejor mantener las distancias
En esta misma línea la historia de la mujer que susurra en intimidad a su chico. Ella le pregunta cuál es el color con el que se ve a sí mismo, él responde que azul y se nos muestra un agradable paisaje exterior monocolor y la chica que quiere saber más –suelen ser ellas las que quieren saber más, especialmente del sentir- y le pregunta qué color ve cuando piensa en ella, rojo es su respuesta y se nos muestra un paisaje interior en rojos que es un distribuidor frío, para nada un hogar…
Y ya la pregunta final en la que aflora la verdad: ella quiere saber qué color ve cuando piensa en “nosotros”, el chico no sabe qué contestar lo que se entiende como que no ve ni piensa en un nosotros
Un relato de colores como forma de mostrarnos el común miedo o la común falta de valor para crear un nosotros que caracteriza esta era digital. Se teme al conflicto, a la incomprensión… al probable desamor
En este sentido es significativa la historia que tiene lugar en esa luminosa y amplia playa, en la que vemos a una pareja joven sentados juntos y en silencio. Juntos pero muy distantes y en un silencio de preocupación, en ningún momento se miran. Sólo el fumar volátil los une
La mujer está simbólicamente semidesnuda lo que contrasta con
él a quien vemos vestido y con gorra protectora. Se protege del sol y presuntamente
de mucho más, es conocida la asociación del astro rey con el amor, el sol como símbolo del amor con mayúsculas que a todos y a
todo abraza
Consumismo que consume
Y la contundente crítica a la sociedad de consumo en la excelente historia de una pareja de desconocidos que coinciden en el supermercado frente a un expositor de leche
Ambos con el teléfono en mano pendientes de la misma aplicación de citas, la ojean como quien ojea cualquier producto comercial antes de decidirse a comprar. Y se ven a la par uno al otro en esa oferta digital, se ven allí sin verse en la realidad del momento, ambos dudan en contactar y ambos acaban decidiendo continuar su obsesiva y vertiginosa búsqueda
Y en esa decisión de evitación los vemos alejarse en
sentidos opuestos en el espacio tiempo real que ellos apenas perciben en su
fijación virtual
Una canción y una sentencia
En el tramo final del cortometraje cobra protagonismo un tema musical cuya letra pretende dar voz a lo visto en silencios. Se trata del tema We Might Be Dead by Tomorrow de la francesa Soko
Una canción tranquila que incita a amar y a vivir antes de que llegue la muerte porque nunca se sabe cuándo puede llegar. La escuchamos mientras vemos imágenes de encuentros y desencuentros, de soledades y de barreras físicas (que probablemente también son mentales)
Y en esa letra una afirmación que entiendo muy válida: “Si no estás preparado para el amor, ¿cómo puedes estarlo para la vida?”
Tras la canción y ya como final una sentencia por parte del hombre del café quien en su cuestionarse entorno al amor concluye que “el amor es una sociedad secreta” mientras apura su último cigarrillo
A mi entender una sociedad secreta no es amor, una sociedad secreta no es sol que todo lo abraza, una sociedad secreta construye muros para mantener ese secreto, muros que en el supuesto proteger en mayor o menor medida aíslan a sus integrantes
En todo caso cada cual lo interpretará a su manera, lo cierto es que El limpiaparabrisas consigue hacernos reflexionar y mucho sobre esa pregunta lanzada al aire
En ese reflexionar y en mi caso, el darse cuenta de que la obra trata también de los elementos vitales fundamentales: el aire de la pregunta y de la propia comunicación digital. Y así mismo el agua implícita en el título, la simbólica lluvia de las lágrimas derramadas –de alegría y de dolor- en el sentir máximo humano que es amar
Una lluvia que el limpiaparabrisas combate como de algún modo hacen en sus vidas muchas de las personas retratadas y tal vez también nosotros mismos
Este ensayo es la revisión
del publicado en el diario CyL tras el estreno de El limpiaparabrisas
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