Caos calmo: El trauma como oportunidad de aprendizaje
El polifacético realizador Antonello Grimaldi adapta al cine la excelente novela homónima del escritor florentino Sandro Veronesi. De Caos calmo (2008) hay que destacar la excelente puesta en escena y el gran trabajo actoral de Nanni Moretti encarnando al protagonista Pietro
La trama es de apariencia simple: Mientras Pietro y su hermano Carlo rescatan a dos mujeres que se estaban ahogando en la playa, su mujer Lara muere repentinamente en la casa familiar de veraneo. Cuando los dos regresan a casa, Pietro ve a Lara tendida en el jardín y Claudia su única hija lo recibe entre consternada y molesta por no atender a sus repetidas llamadas telefónicas
Tras esa sentida verdad, Pietro le promete a su niña que no la volverá a dejar sola. Claudia será ahora su prioridad vital, lo veremos siempre a su lado e incluso como la espera cada día en la plaza frente a su escuela sin importarle las posibles consecuencias laborales –él que es directivo de una empresa en reestructuración-
Pero tras esa historia de apariencia simple late una obra de gran sensibilidad y ritmo calmo -haciendo honor al muy significativo título- que plantea al menos tres temáticas trascendentales:
-La necesidad de afrontar el dolor ante un trauma como es el de una pérdida abrupta de una persona muy querida
-Lo fácil que es engañarse -en general y especialmente en estos casos traumáticos- sobre lo que a uno le ocurre y lo que les ocurre a sus allegados
-La conveniencia de entender el tiempo para uno mismo y para los seres queridos como el mayor tesoro de la vida
Un
fondo trascendental que nos cala momento a momento con la misma sutileza que la
lluvia fina, así el espectador –en especial el sensible- acaba sintiéndose
gratamente empapado con la humanidad retratada identificándose con ese hombre
en crisis, con ese hombre en proceso de aprendizaje gracias a la traumática
muerte de su mujer
Debo advertir que el análisis que
sigue contiene inevitablemente spoilers
Dolor
Llegué por el dolor a la alegría
Supe por el dolor que el alma existe
Por el dolor, allá en mi reino triste
un misterioso sol amanecía
José Hierro
Pietro –y también su hija Claudia- esquivan el dolor de la pérdida, parece que nada haya sucedido, no se hablan ni se lloran la inesperada muerte de la mujer de la familia
Sorprende ese “como si nada hubiera pasado” en ambos, no obstante la obra se centra más en el proceso de duelo del personaje de Pietro y pone a Claudia en un segundo plano presentándola casi como un ser angelical que guía y espera progreso del padre que no estuvo ese día y en general no estaba tantas veces
En este sentido es significativa la conversación que tienen los hermanos en esa plaza frente a la escuela que se ha convertido en un segundo hogar para Pietro. Carlo le pregunta por qué permanece allí, este asegura no sufrir pero su hermano no se lo cree. Hablan de la niña; dado que esa noche cenará con su tío, Pietro le comenta que “no sé si está preparada para hablar de algunas cosas, aunque parezca normal y no tenga momentos de tristeza. Siempre se controla”. “Como tú” le responde acertadamente Carlo y añade “no es bueno para Claudia ver a su padre así”
Y esa primera noche sin la hija, Pietro por fin cede ese control emocional que lo atenazaba. Lo vemos acudiendo a una reunión coordinada por una psicoterapeuta sobre el afrontar la muerte cuando se tienen hijos. Dice ella “Transferimos nuestras emociones a los hijos. Hasta cierta edad, lo que sienten es una réplica de lo que sentimos los padres. Cuidado, no de lo que nos esforzamos por mostrarles sino de lo que sentimos de verdad” Y él que al recordar las palabras del hermano reflexiona “si Claudia no sufre es quizás porque yo no sufro demasiado”. Y allí mismo se desmaya entre pensamientos de todo tipo sobre lo ocurrido a su alrededor durante tantos años y que él no quiso/supo ver ni atender
En una de las mejores escenas de la película lo vemos ya
consciente conduciendo de vuelta a casa. Recorre sudoroso las calles en plena y
simbólica noche, una larga escena de su angustia hasta ahora no expresada ni
vivenciada y de repente una brusca maniobra para evitar un choque que le lleva
a un simbólico parase tras la “huida frenética”. Y en ese parar –por fin- rompe
a llorar precisamente frente a la puerta de la escuela, ese hogar
post-traumático que habita en horas diurnas que son las jornadas escolares de
Claudia. Brillante escena en la oscuridad de su noche que antes evitaba
Engañarse
Comienzo
a escuchar las enseñanzas que me comunica mi sangre. Mi historia no es
agradable, no es dulce, no parece armoniosa. Tiene un sabor a disparate y a
confusión, a locura y a sueño, como la vida de todas las personas que ya no
quieren seguir engañándose a sí mismas
Hermann
Hesse
Pietro descubre hasta qué punto no conocía a la mujer con la que compartía vida. Lo descubre gracias a su hermana Marta quien le explica lo que Lara callaba y escondía y él no sabía en su no darse cuenta histórico. Un no darse cuenta fruto de su natural y enmascarado egocentrismo
Marta le explica que la acompañaba a terapeutas y que poco antes de morir fueron a ver a una adivina quien aseguró premonitoriamente que moriría pronto “y sin un hombre como siempre había estado” Y ante esas palabras, el silencio de ese caballero roto de rostro a menudo impasible
Caballero porque a pesar de su egocentrismo, Pietro tiene buen corazón y voluntad de ayuda. Lo demostró ese fatal día al no dudar en socorrer a la mujer de la playa y lo demuestra día a día en su amable compartir con los habituales de la plaza hogar
Por eso la sacudida propiciada por la verdad que la hermana le revela le hace reflexionar sobre las demasiadas cosas que no sabía de su mujer: esas que ella confesó y otras que descubre él mismo al revisar sus pertenencias. En efecto, lo vemos fisgoneando sus emails y dándose cuenta –ahora sí- de que mantenía correspondencia con el autor de los cuentos que tanto agradan a su hija. Pero por respeto –así es él, eso le honra- borra toda los emails sin leer su contenido privado
Muchas evidencias que dan la razón a Marta y que pueden ser
enseñanza para futuras relaciones de ese hombre inconsciente de su
egocentrismo. Esa es una de las enseñanzas escondidas tras el trauma de la pérdida.
A Pietro se le abre la oportunidad de aprender del error, la película no nos da
pistas de si la aprovecha o no…
Tiempo
Dedica
tiempo a amar y ser amado, es uno de los privilegios de los dioses
Dedica
tiempo a mirar a tu alrededor, el día es demasiado corto para encerrarse
Dedica
tiempo a reír, la risa es la música del alma
Plegaria
inglesa
La primera reacción de Pietro tras la muerte de Lara es estar con la hija. Y es que las preguntas de Claudia al regresar de la playa calan hondo en el gran corazón del padre, no estaba allí como desafortunadamente tantas veces en el día a día familiar
Pietro encarna el clásico arquetipo del padre que se entrega al trabajo para conseguir el máximo dinero en beneficio de su familia. Un arquetipo tradicionalmente masculino que hoy en día comparten también muchas mujeres
Se sabe que no es fácil conciliar el trabajo y la vida privada pero hay gente que pudiendo equilibrar esas polaridades deciden dedicarse preponderantemente a su vida profesional en detrimento de su vida con mayúsculas. Y eso a mi entender suele perjudicar a la persona que así actúa especialmente cuando convive con alguien y más aún cuando tiene hijos
De sobras es sabido que un hijo prefiere la compañía de los padres a cualquier bien material. No es la casa con piscina, es el juego con los padres en la piscina comunitaria quizás pública o en la más asequible bañera de la mayoría que no pude costeársela
Así, es rico quien tiene tiempo para sí mismo y quien lo aprovecha para compartir –o sea amar a- con los otros. Y es pobre quien acumula riquezas materiales y no vive con naturalidad el día a día en su temor a compartir y a perder lo acumulado
Esa es la gran lección que aprende Pietro de inmediato. En esa plaza, en el banco frente a la escuela, en la terraza del bar donde come... allí se relaciona en libertad con la gente. Allí se desprende de la obligación de trabajar y de la falsa máscara de ejecutivo que hasta ahora lo definía y coartaba
Así que cuando su hija lo libera de ese estar pendiente de ella en un simbólico día nevado -lo libera porque ella se siente acosada por los otros niños que se mofan de ese marcaje paterno, un acoso que las maestras no saben ver lo que supone una clara crítica al bullying y al habitual pobre papel de las escuelas en este triste fenómeno- se abre para Pietro una posibilidad esperanzadora para rehacer su vida
Él lo entiende y lo acepta pero Claudia –muy empática- muestra preocupación por su padre que él sabiamente deshace con un sentido “has hecho bien en decírmelo, hay que decir las cosas siempre”
Se acabó pues ese segundo hogar al aire libre, ahora empieza una nueva vida para Pietro quien se va de allí observando el jardín nevado de la escuela. Ese jardín nevado como imagen de la posibilidad de una nueva primavera más fructífera en su vida gracias al aprendizaje del trauma vivenciado
Este
ensayo es la revisión del publicado en el diario cultural chileno CyL











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