Babylon Berlin: En los albores del caos nazi
De lo profundo del caos, perdida por el devenir en mil caminos errados atraed a mi alma que busca sin cesar la pura luz (Himnos de Proclo)
Considerada por la crítica especializada como una de las mejores series televisivas del presente siglo y galardonada con numerosos premios entre los que destaca el de la Academia del Cine Europeo 2019, esta producción alemana ambientada en el Berlín de entre guerras (1929-1934) conjuga en sí misma distintos géneros de forma exquisita
Y es que Babylon Berlin (2017-actualidad) es un excelente drama humano, una absorbente aventura de misterio, una certera crónica política-social y asimismo una vibrante historia de amor
La serie -que pronto estrenará su quinta temporada- creada por Tom Tykwer destaca por su magnífico guion basado en las novelas del escritor Volker Kutscher entorno a las andaduras del comisario Gereon Rath, también brilla por su impecable ambientación de época y especialmente por sus carismáticos personajes, todos ellos arquetipos humanos muy logrados y brillantemente interpretados por el notable elenco actoral
De este modo pronto empatizamos con esas personas retratadas, especialmente resonamos con la pareja protagonista formada por un brillante Volker Bruch quien es el comprometido comisario berlinés y la espléndida Liv Lisa Fries como Charlotte Ritter, una joven excepcional y sumamente valiente que le ayuda en sus investigaciones
Dos almas unidas en la búsqueda de la justicia social y asimismo por la pasión del amor verdadero, unidas en ambas facetas vitales a pesar de las abundantes circunstancias en su contra
Ellos están en el epicentro de las distintas tramas argumentales que enlazan figuras políticas y de las fuerzas del orden de la entonces denominada República de Weimar (algunos reales como el presidente Paul Von Hindemburg o el líder fascista Walther Stennes), personajes de las omnipresentes mafias berlinesas y del gélido universo económico, artistas del mundo del espectáculo local y finalmente todo tipo de gentes de la masa ciudadana ninguneada con las mujeres “de la vida” y los niños “de la calle” como principales víctimas de las insensibles sombras del poder
¿Tiempos felices?
Los años 20 del pasado siglo, un tiempo aparentemente feliz para el mundo occidental y en el cual Berlín experimentó un auge cultural y artístico que la convirtió en una de las ciudades europeas más atractivas del momento
Pero no todo eran luces, la situación económica de la gran mayoría social era precaria y la democracia se evidenciaba muy débil ante los incipientes movimientos políticos de tendencia radical nacidos del descontento. Por un lado el comunismo que se hacía notar en los ambientes obreros y mucho más preocupante era el nacionalsocialismo que entonces abanderaba un Hitler en ciernes que ya tenía en su foco a la comunidad judía
Se nos muestran las intrigas civiles, políticas y militares para derrocar la democracia con el apoyo explícito del nacionalismo fascista. Y la desmesurada ambición de los dueños del dinero que engatusan a los ciudadanos para que inviertan –aunque sea a base de créditos- en acciones del muy rentable entonces pero incierto siempre mercado bursátil
Poco faltaba para el fatal crack de la bolsa neoyorquina que arrastró a sus análogas europeas convirtiendo de la noche a la mañana en pobres de solemnidad a incautos ricos y a ciudadanos de toda condición que aspiraban a ser millonarios especulando con volátil humo
Así mismo la serie se sumerge en la efervescente vida nocturna de los locales de baile, copas y sexo regentados por las mafias locales. Allí entre luces artificiales se desfogan y desinhiben gentes de todo tipo que en luz solar sufren en propia piel las sombras de “los tiempos felices” del charlestón y las lentejuelas
Se sueltan bailando juntos sin distinción de clases en los clubs de moda, bailan frenéticos temas musicales como el potente Zu Asche, Zu Staub (A las cenizas, Al polvo) compuesto para la serie por Tom Tykver, Mario Kamien y Nikko Weidemann
Un tema cuya letra es todo un grito ambivalente de la agonía y de la esperanza que en ellos latía:
A las cenizas, al
polvo
robado de la luz
Los milagros esperan
hasta el final del
océano del tiempo
Es sólo un sueño
Tú haces tu elección
ahora
y nos arrojas entre la
felicidad y la agonía
Estás tan cerca de la
muerte
conóceme, estoy listo
y busca la
inmortalidad para mí
La esperanza en la luz del amor sin tiempo versus la agonía colectiva por el progresivo aumento del odio al distinto que el nacionalismo radical alentaba
Integridad y trauma
El odio como uno de los principales factores que llevan a la raza humana al mayor de los desastres que podemos generar: la guerra. La devastadora guerra que arrasa todo lo que toca, la ciega guerra fratricida que sesga vidas y provoca profundos traumas en los “supervivientes”
El comisario Rath combatió junto a su hermano en la Primera Guerra Mundial. Así como tantos soldados que han vivenciado en primera línea los combates cuerpo a cuerpo, Rath regresó a casa traumatizado y desde entonces ha de lidiar con duras pesadillas en las que es protagonista su hermano desaparecido
Revive él la guerra en terribles ensoñaciones que se confunden con la realidad y a menudo siente temblores que dificultan su labor policial, temblores que conforman su más íntimo secreto del que bien pocos tienen conocimiento
El atormentado comisario encarna al buen policía –no es el único con esos valores en la imponente sede central de las fuerzas del orden berlinesas- anteponiendo el bien ciudadano a los turbios intereses del poder. Rath es un hombre íntegro y de gran corazón que persevera en el buen hacer a pesar del cada vez más sombrío panorama político-social que es preludio del degenerado y caótico imperio nazi
Y junto a él en ese heroico empeño, Charlotte
Tensión amorosa
La joven coprotagonista también soporta cargas familiares. En su caso la responsabilidad de sus hermanas: la menor quien la tiene como único referente y la mayor que es maltratada por su detestable esposo
En el humildísimo no-hogar que las tres comparten, las sombras de la violencia machista son alargadas y sólo Charlotte se atreve a abrirse paso con coraje para liberarse de su yugo y ayudarlas en su liberación
En ella anida otra alma comprometida que aspira a ser policía en un tiempo en que este oficio –como tantos otros- era patrimonio exclusivo de los hombres. Hombres en su mayoría desconectados de su propia feminidad –el lamentable credo del “no es de hombres ser sensible”- y que tendían a infravalorar a las mujeres. En su mayoría, pero el comisario Rath para nada es así
Por eso ellos dos parecían predestinados a conocerse, a unir sus fuerzas y valores por la justicia social en tiempos de creciente injusticia. Es bello el proceso de acercamiento entre ambos, el respeto mutuo que se tienen, los vaivenes que sufren por las poderosas influencias externas o los malentendidos ocasionales
Y como suele ocurrir en las buenas historias clásicas, va en aumento la tensión del esperado beso inicial y el abrazo de piel desnuda que parece que nunca van a llegar a consumarse
Porque tensión la hay a raudales –como en toda la serie, en sus tramas y personajes- y se vivencia especialmente en el inquietante momento en que ambos caen a un lago en su coche policial. En una de las mejores escenas de la obra audiovisual –sino la mejor- vemos cómo ambos luchan por salir del vehículo, cómo Rath logra liberarse primero y le insufla repetidas veces aire en besos de vida y de amor a una Charlotte que parece irremediablemente atrapada
En esa escena bellísima e impactante, se alumbra el amor profundo que los une y que lo puede todo. Un amor de ficción que se vivencia como real y que uno agradece como estímulo a cultivar esa belleza en el día a día a pesar de tantas circunstancias adversas
Se agradece
Y especialmente es de agradecer que Babylon Berlín ponga el foco en los años previos al nazismo de Hitler, entiendo necesaria esa profunda luz que bucea en los albores de la terrible oscuridad como ayuda a comprender de qué modo pudo prosperar en democracia tan monstruoso régimen
Se agradece ese retrato sociológico por su conveniencia pedagógica ahora que tantas democracias en todo el mundo se ven seriamente amenazadas por los herederos del odio nazi, esos partidos radicales nacionalistas contemporáneos que quizás no alcen el brazo pero que sí siguen golpeando fuerte al que no cumple con sus limitados y limitantes dictados
Ultraderechistas del siglo XXI que como sus patéticos “maestros” se aprovechan del descontento y el desconcierto social en tiempos de cambio para levantar muros físicos y mentales que excluyen a tantos conciudadanos que no son ni piensan como ellos y que se muestran en su rica diferencia
Por todo ello y más allá de sus muchas grandes virtudes comentadas, Babylon Berlín se torna imprescindible como pedagogía político-social preventiva porque pese a la deriva neonazi actual nunca es tarde para darse cuenta de que desde la radicalidad nada se soluciona y sin embargo mucho logrado se destruye
Este ensayo es la revisión del publicado en el diario CyL
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