Tres: El sonido de los tiempos



 

Dicen que dije

cosas que he olvidado.
¿Soy todos los que fui?
El ave del lenguaje
anida en las gargantas
secas de los hombres
pero tan sólo el viento
que con su mano ordena
la música del mundo
conoce entera la canción

Alfonso Brezmes

 

Con maestría, el realizador barcelonés Juanjo Giménez nos ofrece una ficción muy original que atrapa e invita a la reflexión. Y es que Tres (2021) retrata un caso de disfunción atípica que afecta a C (sublime la interpretación de Marta Nieto) quien es una técnica de sonido que de pronto sufre un inquietante desfase auditivo

Es maestría por el innovador guion que Giménez firma junto a Pere Altimira, también por la excelente fotografía con un brillante uso de primeros planos que resaltan la extraña vivencia de su protagonista y en general por la grandeza de su rica sencillez formal. Así, son los acertadísimos pequeños detalles los que ensalzan el conjunto ya de por sí excelente: las manos de C sobre un bafle para sentir latir la música, su gozar en libertad al escucharla tras desprenderse de unos auriculares para ella mudos…

Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers

 


Salir del encierro

Giménez nos pone en la piel de esta mujer poco sociable cuya prioridad es el trabajo, una mujer perfeccionista que a menudo duerme en el mismo estudio de grabación

Por eso cuando empieza a darse cuenta de que oye con retardo, toda su seguridad (ella es muy buena en su oficio y en ese saber se siente “a salvo”) se derrumba. Vivenciamos su angustia, su miedo ante una situación que la desborda. Y nos percatamos de hasta que punto se protege de los otros intentando disimular su desasosegante realidad con necesarios silencios e incluso negando la evidencia que ya se refleja en sus trabajos

El desfase irá a más y la situación la llevará a acercarse a su madre –es hija única y el padre falleció hace tiempo- con la que nunca se ha entendido averiguando hechos de su pasado que cambiarán y mucho su vida. Y paralelamente gracias al apoyo –el amor puro- de un amigo logrará dejar de ser víctima de la disfunción. ¡Qué bella es la escena del juego de pistas sonoras que él le prepara y ella resuelve!

Finalmente C cambia, sale de su encierro, por esa investigación de la infancia y especialmente por ese amor que ella corresponde. Así, lo que antes fue una disfunción que la gente de su entorno señalaba como locura acaba siendo extraordinaria capacidad perceptiva que ella sabe controlar. “Estoy mejor que nunca”, proclama con razón satisfecha y renovada

 


Apuntes para la reflexión

El desfase auditivo que sufre C recuerda el de las tormentas de la naturaleza en las que primero observamos la luz del rayo y posteriormente percibimos el sonido del trueno asociado. Una similitud que evoca el gran poder de la disfunción que ella sufre, C experimenta en sí misma una naturaleza tormentosa poderosa antes negada y que le es/era necesaria como forma de llegar a la renovación de su “cargado” “ambiente” personal

Un desfase que C en principio vivencia con angustia, un desfase que la convierte en diferente –más aún de lo que ya era por su carácter- y como consecuencia ella es aún más evitada por la mayoría de su entorno. C es la “loca” (cuántas singularidades a lo largo de los tiempos han sido y son etiquetadas despectivamente como “locuras") a la que se sonríe con falsa amabilidad y a la que se desprecia en la intimidad. Una reacción lamentablemente común en nuestra sociedad del miedo a la diferencia, especialmente a la diferencia psíquica tan comúnmente vinculada a la sensibilidad extrema

Y el número tres del título tiene un gran significado simbólico: alude al trabalenguas que C aprendió siendo niña y evoca al tiempo tan protagonista en la obra audiovisual

El pasado que ella escucha en presente o ese tiempo histórico relegado –el secreto de su infancia- que la disfunción le invita a descubrir, el presente en el que vive cada vez más atenta y en esa mayor atención se va reconstruyendo, y el prometedor futuro que crea día a día gracias al descubrimiento del pasado y especialmente por el poder que emana de la integración de su capacidad perceptiva

En este sentido Tres nos invita a reflexionar acerca de la ductilidad del espacio tiempo que en nuestra rigidez mental solemos experimentar como lineal e inalterable. Y en consecuencia nos propone abrirnos a la posibilidad de que ciertas personas –más allá de tantos personajes de medio pelo que muestran lo que no son- puedan experimentar en propia piel esa ductilidad gracias a sus capacidades perceptivas excepcionales

Por todo ello, recomiendo ver esta sorprendente joya cinematográfica que ha sido galardonada con el Méliès D’Argent en la última edición del Festival de Sitges


Este ensayo es la revisión del publicado en el diario CyL





 

 

 


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