Radical: El valor de la pedagogía
Lo que cada
uno de ustedes necesita ya lo tienen y se llama potencial
Sergio a sus
alumnos
Basada en hechos reales ocurridos en el Matamoros mexicano de 2013, la película de Christopher Zalla nos retrata en austera belleza el valor de la pedagogía con mayúsculas en sociedades abismadas en la violencia y la falta de oportunidades
Radical (2023) es la palabra elegida como título; radical una palabra que a menudo estigmatizamos como negativa y que sin embargo –como casi todo en este mundo nuestro- es ambivalente
En efecto, radical en negativo es la situación que vivencian día a día los niños protagonistas de esta historia ejemplar quienes –lamentablemente- ya no se sorprenden de ver muertos por las calles a consecuencia de los numerosos tiroteos perpetrados por bandas de narcotraficantes. Y radical en positivo será el ilusionante método pedagógico de un nuevo maestro de su escuela que revolucionará sus vidas, especialmente la de Paloma (Jennifer Trejo) y Nico (Danilo Guardiola)
Ese artista del enseñar se llama Sergio (Eugenio
Derbez en espléndida caracterización) y su obrar libre que busca en todo
momento hacer florecer el potencial de sus pupilos colisionará con el staff del centro y de la Secretaría de Educación
mejicana
Debo advertir que el análisis que sigue contiene
spoilers
Menos es más
Zalla nos muestra la sorpresa de esos alumnos habituados a profesores desganados que son sombra del buen maestro que quizás un día soñaron ser y que han convertido su oficio en un formatear datos sin más. Alumnos que de entrada tildan de loco a ese profesor que ha volteado sus pupitres y les propone abordarlos en grupos matemáticos para evitar acabar en el agua/suelo como él mismo escenifica
Pero Sergio no se amedranta y los estimula a pensar e interrogar liberándolos del corsé de la nota según el programa “educativo” asegurando que todos tendrán buenas calificaciones y por tanto no han de temer el castigo de sus progenitores (y es que la violencia también anida en muchos “hogares”)
E improvisa constantemente buscando tareas creativas en las que los chicos participen y aprendan a resolver dudas y problemas. Y asimismo se ve obligado a improvisar alternativas de apoyo al comprobar que el centro no tiene sala de ordenadores y su biblioteca es muy precaria
Pero como dice el dicho “menos es más”, es decir
esa dificultad de medios escolares (reflejo de la de la propia sociedad) sirve
para acrecentar su arte pedagógico: los chicos vivencian que con poco puede
aprenderse tanto o más que con mucho
Mirando a las estrellas y al horizonte marino
Es así, por ejemplo, con Paloma una niña que vive con su padre viudo en una humildísima vivienda junto al vertedero que el hombre gestiona. Paloma es extremadamente inteligente y siente pasión por la ciencia, especialmente por la astronomía
La veremos construir un telescopio para observar el cielo y anotar sus impresiones en un cuaderno que esconde del padre quien cree que Sergio perjudica a su hija y en general a todos sus alumnos al darles alas y esperanzas porque tarde o temprano chocarán con la durísima realidad de sus familias. Y es que la tradición no escrita de esa comunidad carga a las hijas con responsabilidades de sus progenitores, las hijas como presentes o futuras cuidadoras
Y también ese “menos es más” espolea a Nico, un chaval que pronto destaca como hábil pensador y que encuentra en Sergio la referencia adulta que tanto -ni que sea inconscientemente- deseaba en su condición de huérfano. Y es que Nico está siendo cortejado por una de las violentas bandas locales a la que pertenece su hermano mayor
Para el chico su cielo de libertad es el horizonte marino que divisa desde la choza playera que comparte con su hermano. Allí simbólicamente reparará una pequeña barca azul cielo y mar que rotulará Paloma en honor a su admirada amada
Y es que Nico admira a la chica más brillante de
la clase y en ese admirar no se cree merecedor de ella, algo que Paloma no
comparte porque ella –como Sergio- ve el gran potencial que hay en él. Es bella
la escena en que se nos muestra a Paloma besándolo en la mejilla confirmando
que lo suyo es más que simple amistad
Y es durísima la escena en la que la banda que corteja a Nico irrumpe en su caminar amoroso forzando la afiliación al clan del chaval y buscando bautizarlo como “hermano” mediante el secuestro de su Paloma para forzarla sexualmente
Allí Nico reacciona violentamente para defender a su chica quien logra escapar, ella escapa del trauma de la violación grupal pero tendrá que cargar con el del amado muerto en un tiroteo que también acaba con todos esos hombres “hermanos de sangres derramadas”
Si Paloma carga con el trauma más lo hará Sergio quien siente la impotencia de no haber podido librar a su amigo alumno de las garras del violento monstruo que devora la población
Se nos muestra como el buen maestro cae en una oscurísima depresión creyéndose un fracasado e incluso responsable de una situación que desborda al más valiente y capacitado profesional educativo
Le ayudará a salir el bueno de su amigo Chucho (Daniel Haddad), quien es el director del centro escolar y que tras superar las reticencias iniciales por ese maestro de métodos atípicos acabó valorando en mucho su obrar y lo defendió ante todos los que lo cuestionaban, fue así porque Chucho pese a haberse adaptado a la lamentable realidad del lugar conserva en sí el espíritu pedagógico del buen maestro que Sergio encarna
Pero la ayuda definitiva vendrá de Paloma quien le
agradecerá su luminosa labor en la simbólica montaña de basuras en la que
trabaja/vive, se lo agradecerá en un tímido rayo de esperanza que finalmente
será real cuando el padre descubra su cuaderno y su telescopio, cuando el padre
se dé cuenta de su indiscutible grandeza
Volverán a clases tanto el maestro como la alumna, una Paloma que como el resto de sus compañeros aprobará con buena nota (muy por encima del histórico del centro) el Enlace (la prueba oficial del formateo académico) y que finalmente logrará una beca para cursar estudios superiores
Paloma Noyola es actualmente una estudiante ejemplar forjada a sí misma que logró salir de la basura gracias al apoyo de Sergio Juárez un maestro ejemplar que a día de hoy sigue desplegando su arte pedagógico en el convulso Matamoros. Matamoros, un nombre de raíces hispanas que nos remite a las batallas de la Reconquista, un nombre de cariz bélico y que sin embargo contiene en su centro la palabra Amor o la luminosa fuerza humana capaz de deshacer toda violencia
La luz del amor que Sergio encarna que si bien de entrada no puede cambiarlo todo, sí que ha podido hacer que las cosas empiecen a cambiar individualmente posibilitando que su ejemplar pedagogía cunda
Comentarios
Publicar un comentario