Cinco Lobitos: La maternidad como turbulencia vital
Cinco lobitos
tiene la loba
…
Cinco parió
cinco crió
Y a los cinco
tetita les dio
Canción popular
infantil
Una canción que conecta a dos madres de épocas muy distintas, la cantaba Begoña a su única hija Amaia y la canta esta instintivamente como madre primeriza a su bebita. En esa canción la herencia materna, las raíces familiares femeninas profundamente arraigadas en la tierra de los tiempos
Alauda Ruiz de Azúa debutó como directora con este excelente y sensible retrato del sentir materno en la España actual que bien podría servir como testimonio de lo que supone ser madre hoy en día para la mayoría de las mujeres en nuestro mundo globalizado
Las mejores bazas de Cinco
Lobitos (2022) están en el guion que firma la propia realizadora vasca y en
los brillantes trabajos actorales de la veterana Susi Sánchez quien es Begoña y
de Laia Costa como su hija Amaia
Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers
Energía femenina
La transmutación de
los desiertos es una energía femenina atemporal
Héctor Ethos
Tres grandes mujeres pues en el corazón de una obra luminosa de mirada y sensibilidad femenina entorno a las turbulencias vitales del ser/sentirse madre
Mujeres estas que hablan de la película para https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/alauda-ruiz-de-azua-los-relatos-que-me-encontraba-de-maternidad-hablaban-de-madres-locas-con-tono-epico-o-comico/ y en sus exposiciones esbozan los temas fundamentales que en ella se tratan:
Ruiz de Azúa confiesa que decidió escribir el guion tras dar a luz y al no encontrar relatos en los que se identificara y pudiera hallar ayuda para entender esa desconcertante nueva etapa de su vida. Y reflexiona sobre el ser madre hoy en día y así mismo acerca del supuesto paso a la adultez que conlleva:
“Somos una generación que hemos alargado bastante el tener hijos y para mí siempre había una pregunta que sobrevolaba el guion: ¿cuándo dejas de ser hijo, si alguna vez dejas de serlo?” y asegura que llegó a la conclusión de que “somos hijos de ida y vuelta, porque en cualquier momento puedes volver a ser ese chaval o esa chavala que fuiste. Es bonita esa dualidad y paradoja”
Y Laia Costa nos habla de su experiencia como madre que entiende fundamental en su interpretación: “las primeras semanas ocurren muchas cosas que como actriz no puedes racionalizar, no hay lógica para agarrarte, es hormona y pura química. Y yo aproveché toda esa energía real experimentada para volcarla en el personaje” Y se nota esa autenticidad en su interpretación
Por último Susi Sánchez confiesa que nunca ha sido madre
pero que ha interpretado muchas veces ese papel (es el caso de su inolvidable
Anabel en la Enfermedad del domingo) añadiendo
que a su entender “Nuestra sociedad define ser madre como la misión última de
la mujer, como si fuera una maravilla y Cinco
Lobitos enseña unas madres a las que les gusta ciertas partes de este rol y
otras no tanto”
Responsabilidad
No existe un día sin
miedo desde que eres madre
Nuria Labari
Estas contundentes palabras de la autora de la novela La mejor madre del mundo expresan un sentir común en muchas madres quienes vivencian con intensidad su responsabilidad como tales
No obstante este sentir no es exclusivo de la mujer, sabemos que se da el caso de hombres –hablamos de parejas heterosexuales- que también lo viven así e incluso con mayor intensidad que las madres. Pero lo más habitual es que sea la mujer quien asume la responsabilidad última de los hijos y su pareja quede en mayor o menor medida en un segundo plano
La película refleja esta situación, es Amaia quien está más pendiente de todo en el día a día y especialmente en el noche a noche. Es imposible que ella se quede dormida –como hace a menudo su pareja Javi- y no atienda el llanto de la bebita
En este sentido se nos muestra a una Amaia desbordada. Desbordada y con las emociones a flor de piel. En efecto, Amaia “es hormona y pura química” tal y como explicaba Laia Costa en la entrevista
Y esta turbulencia vital que experimenta requeriría la máxima empatía de Javi quien a pesar de mostrar inicialmente esa voluntad acaba distanciándose con la excusa de tener que atender una prometedora oferta de trabajo que le obliga a ausentarse temporalmente. Atiende la oferta laboral a pesar del sentido y desesperado “sólo quiero que te quedes” de ella
Así, Amaia se queda sola y además sin poder conciliar el trabajo; y es que a ella también le surge una prometedora oferta que podría realizar en casa sino fuera porque su responsabilidad ahora exclusiva sobre la hija se lo impide
Esa es la diferencia radical entre ambos, entre ambas vidas. Y en esa diferencia que tanto duele a Amaia se abre una grieta que amenaza la continuidad de su relación
Ante esa realidad la actitud de Javi, es la del distante “¿te ayudo?” que supone asumir que la responsabilidad de todo es de Amaia
Su actitud subordinada es la misma del abuelo Koldo quien históricamente ha dejado que Begoña cargara con la responsabilidad del cuidado de Amaia y de la casa. Eran otros tiempos, tiempos en que bastantes parejas podían permitirse el que sólo uno trabajara, y ese uno casi siempre era el hombre por la desigualdad de género dominante de la época. Un mundo patriarcal que -a pesar de las evidentes mejoras- aún perdura en las mentes y actitudes de demasiados de forma más o menos consciente
Y es que sabemos que hoy en día en demasiadas ocasiones la
responsabilidad del hogar y los hijos sigue recayendo en mayor medida en las
mujeres quienes en esa asunción están en inferioridad de condiciones para
lidiar en el competitivo y exigente mercado laboral
Abrazo de madres
Ama, no eras cariñosa y te enfadabas conmigo a
menudo pero me cuidabas muchísimo
Amaia a Begoña
Palabras que pronuncia la hija/madre a la madre/abuela poco antes de fundirse en un abrazo renovador largamente anhelado. Abrazo que se produce en el regreso de Amaia a la casa de los padres por su no poder sola con tanto. Y es que como apuntaba Ruiz de Azúa “somos hijos de ida y vuelta”
Y en ese retorno temporal al hogar en el que creció Amaia es donde la obra audiovisual adquiere mayor profundidad gracias a la confrontación de la hija madre con su ama. Porque su relación ha sido y es difícil, Begoña es una mujer potente de espíritu muy crítico y actitud poco cariñosa. Así, de entrada Amaia recoge reproches maternos que le duelen pero en ese nuevo convivir irá descubriendo muchas cosas de su madre que le habían sido ocultadas
Y como madre que ahora es ella también se acercará a Begoña con mayor comprensión y empatía que la hija que tiempo atrás abandonó su hogar sintiéndose liberada. Así, entenderá la dureza y la rabia de su madre
E incluso se encarará con su padre –con el que parece haberse sentido siempre más unida- por desaparecer durante horas tras una de sus habituales discusiones de pareja. El abuelo se va pero no la abuela quien se queda con su hija en ese sentir maternal, en esa responsabilidad natural de madre que ahora Amaia entiende muy bien
Todo ello junto con otros acontecimientos importantes –que prefiero no desvelar- harán que Amaia se replantee todo. Y en consecuencia le dé un voto de confianza a un Javi que parece obrar con voluntad de cerrar la grieta que abriera al desatender a su familia
De ahí se deriva el “Ya nos vamos a casa, mi amor” que le susurra cariñosamente Amaia a su bebita la mañana de su partida
Así, ese periodo de regreso al hogar repleto de turbulencias emocionales ha resultado ser muy fructífero para todos. Especialmente fructífero para Amaia y para Begoña, era necesario que su enfrentamiento transmutara en el abrazo sincero del reconocimiento mutuo como mujeres madres coraje
Este
artículo es la revisión del publicado en el diario chileno Cine y Literatura













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