No y yo: Adolescentes ante un mundo opresivo
Nuestro silencio está cargado de toda la impotencia del mundo (Lou, en la novela)
La
excelente escritora, guionista y directora cinematográfica Delphine de Vigan
(1966) obtuvo su primer éxito como novelista con No y yo (2007) que ganó
el Premio Rottary Internacional y así mismo el prestigioso Prix des Libraires
En ella
hace gala de su reconocido arte para transmitir con suma delicadeza los
sentires humanos al retratar a los adolescentes Lou, No(ra) y Lucas en una
ficción que rezuma autenticidad e invita a reflexionar entorno a las
dificultades a las que se enfrentan los jóvenes hoy en día ante un mundo tan
opresivo como el nuestro
Vigan nos
lo cuenta a través de la lúcida mirada de Lou quien a modo de diario personal
transmite su sentir sobre lo que le ha ocurrido y lo que le ocurre en su vida
Ya nunca
Lou es una chica muy inteligente con serios problemas familiares motivados por la muerte de su hermana pequeña Thaïs. Muerte traumática que ha convertido a su madre en una sombra irreconocible, realidad que ella vivencia negativamente en una mezcla de desolación y de rabia contenida
Su padre
-pese a tanto- se mantiene a flote y procura ofrecer un hogar acogedor a una
hija inquieta y sensible que se refugia en sí misma y se valora bien poco
Así relata
ella su impotencia ante la profunda caída materna que tanto le duele:
“La
vimos alejarse, poco a poco, sin poder retenerla, tendimos la mano sin poder tocarla,
gritamos sin que ella pareciese oírnos”
Y añade
en desgarro:
“Ya
nunca posa la mano sobre mí, ya nunca me toca el pelo, ni me acaricia la
mejilla, ya nunca me coge por el cuello o por la cintura, ya nunca me abraza”
Por ese
gran vacío, Lou se rebela positivamente buscando abrazar al -y ser abrazada en
el- mundo exterior y de alguna manera poder ayudar a mejorarlo quizás creyendo
que nada puede hacer de puertas adentro:
“Entonces
pensé en la mirada de mamá tras la muerte de Thaïs, cómo se posaba en los
objetos y en las personas, una mirada muerta, pensé en todas las miradas
muertas de la tierra, millones, privadas de brillo, de luz, miradas perdidas
que no reflejan nada más que la complejidad del mundo, un mundo saturado de
sonidos e imágenes, y sin embargo tan indefenso”
Los
invisibles
En sus
liberadores paseos por la ciudad de París donde vive, Lou se fija en una
peculiar chica algo mayor que ella. Acaba hablando con No (así se llama) y
averiguando que es una joven sin hogar. Poco a poco, ella será su prioridad
vital: estar con No, conocer a No, ayudar a No… y en esa priorización decide
hacer un trabajo escolar sobre las mujeres sin hogar basado en sus duras vivencias
Un
estudio brillante que será expuesto en clase -superando su miedo a hablar en
público- y cuya conclusión es una sentida denuncia social:
“Existe
esa ciudad invisible, en el mismo corazón de la ciudad. Esas personas bajo los
puentes, en las estaciones, esa gente acostada sobre cartones o acurrucada en
un banco. Un día, empezamos a verlos. No sólo a los que piden limosna. A los
que se esconden. Descubrimos sus pasos, su chaqueta deformada, su jersey
agujereado. Un día nos encariñamos con una silueta, con una persona, hacemos
preguntas, intentamos encontrar razones, explicaciones. Y después contamos. A
los demás, miles. Como el síntoma de nuestro mundo enfermo. Las cosas son
como son. Pero yo creo que hay mantener los ojos bien abiertos. Para
empezar”
Lou se
revela a ese adulto “las cosas son como son”, Lou busca refutarlo visualizando
y abrazando a una de esas ciudadanas invisibles…
Acoger
a la amiga
Y es que
se ha encariñado con No y recíprocamente la joven sin techo -a pesar de sus
corazas protectoras- también se siente bien con Lou. En ese compartir
vivencias, las dos se convierten en mejores amigas; Lou es otra junto a No:
“Toda mi
vida me he sentido siempre fuera, no importa dónde me encontrara, fuera de la
imagen, fuera de la conversación, desfasada y sin embargo ayer estaba allí, con
ella, habría podido dibujarse un círculo en torno a nosotras, un círculo del
que yo no estaba excluida, un círculo que nos envolvía, y que, durante unos
minutos, nos protegió del mundo”
Por eso
la presenta a Lucas su único amigo y decide proponer a sus padres que la acojan
en casa:
“Y si No
se viniese a casa. Y si decidiéramos enfrentarnos a lo que se hace y lo que no
se hace, y si decidiéramos que las cosas pueden ser de otro modo incluso si es
muy complicado y siempre más de lo que parece”
Todo se
removerá por ese sentido acoger a No que los padres aceptan; y se producirán
cambios en la actitud materna y en la relación entre las dos amigas. Cambios
que harán madurar a Lou
Vigan
nos expone brillantemente todas esas dinámicas entre ellas tres y también las
que implican a los dos hombres de esta historia: el abnegado padre y Lucas; nos
lo transmite con gran riqueza psicológica y mucha carga emocional
Del libro al cine
Por todo
ello y como conclusión, resaltar que No y yo es un bello relato que no
obvia las durezas y que tiene una clara voluntad pedagógica, una ficción
realista muy recomendable para jóvenes y adultos que a mi entender debería
estudiarse en los centros educativos
Por último, apuntar que la realizadora Zabou Breitman adaptó la novela en su No et moi (2010) Una película notable que es fiel reflejo de la obra de Delphine de Vigan aunque -como suele suceder en las adaptaciones cinematográficas de grandes textos- es preferible visionarla tras su fascinante lectura
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