Las chicas están bien: Un refrescante cuento de feminidad esencial

 


El pasado 22 de agosto tuvo lugar en Barcelona el preestreno de la ópera prima de la actriz Itsaso Arana cuya dilatada trayectoria profesional abarca el teatro, el cine y la televisión

La cita fue en el emblemático Cinema Phenomena, una sala con la última tecnología y que sin embargo respira antigüedad por su gran aforo y su decoración, especialmente gracias a las evocadoras cortinas correderas cubriendo su gran pantalla panorámica tal y como era habitual en tantos cines del siglo pasado

Tras la proyección, la realizadora navarra nos habló de su película en un coloquio muy interesante que concluyó con algunas preguntas de los asistentes

Arana comentó que Las chicas están bien (2023) se forjó en los intensos días de acompañamiento a la muerte de su padre junto a las distintas mujeres de su familia que le evocaron la lorquiana La casa de Bernarda Alba; y que de alguna manera ese compartir entre féminas y ese tener la muerte tan cerca la llevó a querer honrar a las mujeres y a celebrar la vida

Añadió que una de las ideas principales de su encuentro de actrices fue mostrar un retrato sincero de cuatro mujeres (Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro) a las que admira profundamente y con las que comparte amistad

En este sentido, “entrar” en la película como una intérprete más le permitió poder acercarse mejor a ese objetivo; y asimismo la ayudó el que esos personajes de ficción mantuvieran sus nombres propios reales

De hecho -según confesó- el guion original era casi irrepresentable con lo que la obra audiovisual se fue conformando durante el breve rodaje -de tan sólo quince días- en ocasiones gracias a improvisaciones consensuadas entre las cinco protagonistas quienes hablan en todo momento con naturalidad de sus entenderes y sentires a la par que ensayan una obra teatral de época indefinida

A preguntas del público, supimos que la bella finca en la que se desarrolla la acción pertenece a Mercedes, la mujer que las acoge para el ensayo ficticio y para el rodaje real. Arana supo que era el lugar adecuado entre otros detalles por su sugerente rótulo: "Aquí se cura el espanto"

También comentó que la niña de la casa (nieta real de Mercedes) es tan potente como se refleja en la película y que en consecuencia en la mayoría de los casos todo el equipo tuvo que adaptarse a ella

Muchos más fueron los aspectos tratados en el agradable coloquio de una excelente ópera prima que mezcla con destreza ficción y realidad; y en la que confluyen un ensayo en el que afloran temas trascendentales de la condición humana, una crónica veraniega al más puro estilo francés y sobre todo un cuento que ensalza a las mujeres y a la feminidad





Debo advertir que el análisis que sigue contiene espóilers

 


Desnudez, máscaras y miradas

 

Estoy cansada de esperar y de vivir para la mirada del otro (Irene)

Las chicas están bien se inicia con un pequeño fracaso, las vemos a las cinco frente a la verja de la finca sin poder entrar. Itsaso se excusa por ese contratiempo y se preocupa por ellas, en su actitud humildemente humana se entiende la voluntad de retratar los valores femeninos que latirán en toda la obra

Valores que nacen de la empatía hacia todas las diferencias y de la aceptación de la ambivalencia de la condición humana, todo ello con la voluntad de encontrar un equilibrio consciente entre las polaridades que caracterizan nuestro mundo

 

En ese “chicas perdonad” la realizadora se recuerda y nos recuerda que somos aciertos pero también errores y que la grandeza está en reconocer los inevitables errores propios y asimismo en reconocerse vulnerable frente a ellos y en general ante la vida

 

Y en ese mostrar sincero y humilde de Itsaso entiendo que anida la semilla de la humana diferencia que encarnamos y que pugna por ser abrazada. Es a partir del llegar a ser plenamente conscientes de los personajes ficticios o reales propios en los que nos escudamos como podemos realmente crecer -con fuerzas renovadas- como persona única sin necesidad de emplear máscaras protectoras

En este sentido, se nota que todas las amigas actrices están cómodas frente al espejo -tanto el espejo real como el que les ofrecen sus compañeras- y especialmente frente a la cámara hablando de su sentir y su entender sobre temas de calado tales como la interpretación, el amor, la muerte, la maternidad, la vida…

Así, por ejemplo, Irene asegura que “estoy cansada de esperar y de vivir para la mirada del otro” lo que se puede interpretar como una voluntad de cambio a partir del reconocimiento sincero de una misma o uno mismo

De hecho, todas tienen sus momentos de desnudez anímica. Uno de los más potentes es el protagonizado por Bárbara quien en madurez asegura que para ella la cámara es una buena amiga. Con serena seguridad, la vemos mirar a cámara mostrando satisfecha su barriga de embarazada; y en esa “coincidencia” creativa en el tiempo presente -la de su vida personal y la de la ópera prima de su amiga- entiendo que se sublima la feminidad esencial de la película




El guisante y la “princesa”

Comprendí que ella no buscaba el príncipe, buscaba el guisante (Isatso Arana)

Tal y como se ha comentado junto a las cinco actrices amigas la película se nos muestran a otras dos féminas: la casera Mercedes y su inquieta nieta

 

Fue la pequeña la que simbólicamente acudió con la llave de la finca para auxiliar a las chicas, ellas entraron “gracias a” y “acompañadas por” una niña muy despierta. Esa niña -entiendo- como imagen de cada una de las niñas interiores de las actrices que encontrarán en el caserón “aquí se cura el espanto” un hogar, un ambiente propicio para poder expresarse y sanarse en feminidad esencial

 

Y cobra protagonismo el que la nieta de Mercedes guste de jugar a ser “la princesa del guisante”; la niña como princesa de un cuento escrito por Hans Christian Andersen que se caracteriza por ser de los pocos relatos infantiles clásicos que para nada es tenebroso o cruel y que además acaba bien

 

Un cuento de hadas en el que la madre de un príncipe busca la mejor princesa para su hijo mediante la superación de una curiosa prueba: las candidatas han de dormir en una cama con numerosos colchones bajo los cuales se esconde un minúsculo guisante, al día siguiente han de explicar cómo han descansado

 

Muchas han sido las que se han presentado y todas han afirmado haber descansado perfectamente con lo que han sido rechazadas, ninguna captó el sentido real (nunca mejor dicho) de la prueba

 

No hay "princesa real" hasta que aparece una mujer muy sensible y resilente que ha sobrevivido a un tremendo naufragio y duerme en esa cama de colchones sin saber si quiera que al dormir en ella participa en una prueba. Una mujer excepcional que a la mañana siguiente afirma que no ha podido descansar en toda la noche porque había algo en la cama que se lo impidió


Ese era el sentido de la prueba del simbólico dormir para ser reconocida como mujer real: ser sensible a lo más mínimo, empatizar

 

Desarrollando la idea y según mi entender, la mujer es “princesa” (es soberana) por sí misma (no se presenta a concurso y supera la prueba sin intención competidora-ganadora), su brillo ha sido forjado vivenciando tormentas -tanto las meteorológicas como las humanas que a menudo son mucho más terribles- mostrándose extremadamente resilente y con capacidad de lidiar con el humanísimo miedo lo que confiere autenticidad a la soberana empatía que ostenta

 

Así, entiendo que el guisante simboliza la dureza vivenciada condensada en semilla y Arana nos muestra cómo finalmente la niña de su cuento fílmico planta el guisante para que de la piedra del dolor y los dolores del mundo surja una planta de renovado verdor. Bellísima imagen simbólica

 

Y el príncipe del cuento -el cuento original y especialmente el de Arana- no es el objetivo ni es el protagonista. La historia va de sagas de mujeres que buscan transmutar siglos de dolor femenino y de maltrato de la feminidad tanto en mujeres como en hombres sensibles

El cuento de Arana pretende honrarles ensalzando a un grupo de mujeres actuales vestidas de época como acción de feminidad consciente en un mundo que poco a poco -y afortunadamente- despierta del encantamiento patriarcal

Para finalizar, comentar que la realizadora afirmó que el título de la película podría haber figurado entre interrogantes pero que “así es casi irónico, con doble sentido, puesto que no todas están bien”

Sin duda no todas están bien, pero obras frescas y auténticas como esta ayudan -y mucho- a que cada vez más mujeres y hombres estemos bien a pesar de tanto

Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL





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