Sliding Doors: De las oportunidades, el azar y el destino
Le dijo que todo era tan
rigurosamente lógico como la maquinaria de un reloj, y la invitó a considerar
la cantidad de casualidades y sutilezas que habían tenido que combinarse y engranarse
para hacerlo posible. Y todo eso lo había urdido el destino. Era un regalo que
les hacía el destino. Un regalo maravilloso
Luis Landero (La última ficción)
Una historia atípica es la que nos ofrece el director
británico Peter Howitt en esta excelente comedia romántica que nos muestra como
un hecho fortuito desdobla en dos la vida de Helen, su protagonista
Sliding Doors (1998) retrata simultáneamente la evolución de esas
dos vidas, un retratar en paralelo en el que se solapan situaciones y ambientes
de forma brillante; la película nos invita a reflexionar sobre el papel del
azar y el destino en nuestras vidas
Preliminar
Para
aquellos lectores que no hayan visto este filme y quieran hacerlo: quizás sea mejor
leer este ensayo tras su visionado dado que en él se explican detalles
esenciales de su argumento (incluido el final)
Desdoblarse
Helen (Gwyneth Paltrow) y Gerry son pareja, ella con su trabajo lo mantiene a él que se queda en casa supuestamente escribiendo una novela que le/les dará fortuna. Supuestamente porque Gerry en realidad aprovecha ese tiempo para verse con su exnovia Lydia con la que se acuesta en la misma cama que comparte con Helen
Y un día ocurre algo que marca una inflexión en Helen: la despiden
del trabajo y consecuentemente se dirige a casa antes de su hora habitual.
Corre a pillar un tren y empieza lo atípico de esta historia:
Por un lado, vemos cómo Helen pierde ese tren al cruzársele una
niña y por otro se nos muestra cómo ella si logra subirse al convoy gracias a
que la madre de la niña la aparta de su camino. Un pequeño detalle (el perder o
no ese tren) hace que su vida sea radicalmente diferente…
A partir de ese instante de inflexión asistimos simultáneamente a
la evolución de esas dos vidas:
La Helen que sube al tren habla con James (John Hannah), un tipo
simpático que en el ascensor del edificio de oficinas en el que trabajaba
recogió su pendiente caído debido al nerviosismo del despido. James con su buen
humor consigue sacarla de su ofuscación y se despide de ella con una
cita de los Monthy Python “Nadie espera la Inquisición Española” que puede entenderse
como una metáfora acerca de las cosas imprevistas que nos ocurren en la vida y
que a menudo calificamos como “malas” pero que en realidad nos abren
oportunidades
Y así es, al llegar a casa Helen pilla “in fraganti” a
Gerry con Lydia y en ese saberse engañada corta definitivamente con él. Dos
tragos en un día, dos tragos que tras un proceso en el que intervendrá James -a
quien seguirá viendo- le llevarán a un futuro mejor: se establece con un
despacho propio y se enamora de ese hombre amable olvidando al impresentable de
Gerry
Por el contrario, la Helen que pierde el tren empalma
infortunios y acaba siendo atendida en un hospital debido a una fuerte
contusión. Esa Helen vapuleada (en todos los sentidos de la palabra) llega a
casa más tarde y sólo encuentra pistas (porque Lydia ya se fue) de algo
inusual: Gerry se está duchando a esas horas, la cama está deshecha y hay dos
copas de licor en la habitación
No obstante puede más el problema de su despido y la cadena
de infortunios posterior vivenciados que esas “anomalías”. La Helen sin James y
que confía –aunque no plenamente- en Gerry, trabajará en
empleos por debajo de sus posibilidades. Esa Helen vapuleada sobrevive cargando
con un parásito que encima la engaña, esa Helen para nada es feliz al lado de un
hombre inmaduro y egoísta
Simultaneidad significativa
En el curso de estas dos historias solapadas hay dos momentos de simultaneidad muy significativa:
Uno es el mareo que indica que Helen está embarazada pero de hombres
distintos en cada caso. Y por motivos también distintos en esas dos vidas ella no podrá compartir su estado con el padre respectivo. La Helen de Gerry porque
este no la atiende preocupado por el ruido que provoca Lydia en su supuesto
retiro en solitario para escribir. Y en el caso de James porque unos malentendidos
los alejan
El segundo momento de simultaneidad significativa se produce en el
tramo final de la película. La Helen de Gerry descubre la verdad gracias a que
Lydia elabora un plan para que quede en evidencia a sus ojos. Gerry va tras
Helen implorando perdón y provoca que ella caiga por las escaleras.
Paralelamente en la otra vida, Helen y James ya han aclarado los malentendidos,
y tras la reconciliación ella se despide de él en medio de la calle sin advertir que viene
veloz una furgoneta que acaba atropellándola. Así que ambas Helen se accidentan
A partir de esta segunda simultaneidad esas dos vidas
separadas e inversas se fusionan
Convergencia
Howitt nos muestra las ambulancias con las dos Helen camino al hospital pero circulando en sentido inverso como queriendo simbolizar esa fusión. Ya en el hospital tanto Gerry como James se enteran de que su compañera estaba embarazada y que ha perdido el bebé
Vemos a un James roto junto a la Helen sabedora en
estado inconsciente, le habla de lo mucho que le satisface el haber aclarado todos
los malentendidos y añade “me alegra que pudieras coger el tren aquel día” prometiéndole
hacerla feliz, momento en el que ella muere
Y se nos muestra también a la otra Helen que no sabía (o no quería
saber) semidormida –lo suyo no es grave- con el patético Gerry a su lado. Ella parpadea
y rememora imágenes de los lugares que –la “otra” Helen- frecuentaba con James;
en especial el puente en el que ella vivencia sus desesperos, en el que se dan su primer beso y en el que se produce la reconciliación final
Y asimismo el puente en sí como imagen simbólica de la unión de dos
orillas, aquí como potente símbolo de la unión de dos vidas -las de Helen- que
finalmente convergen para bien pese a las siempre engañosas apariencias
En efecto, se nos muestra como esa Helen vapuleada
despierta en el sentido amplio de la palabra y por fin empoderada echa a Gerry de
su vida. Y cuando le dan el alta, vemos que James se encuentra en ese instante
en el hospital a causa del ingreso de su anciana madre. Helen entra en el
ascensor en el que está él y a ella se le cae un pendiente –como en aquel día
del desdoble- que James vuelve a recoger; y a su “gracias” él le suelta su
recurrente “Anímate, ¿sabes lo que dicen los Monty Python?"
Helen sorprende –a James y a nosotros- respondiendo el colofón a esa broma: “Nadie espera la Inquisición Española”; ambos se miran y se
cierran las puertas correderas –a modo de símbolo de las conexiones y las oportunidades- del ascensor que los reunió y los vuelve a reunir
Un volver a empezar pues gracias a la ayuda del misterioso azar...
El valor de lo imprevisto
A menudo no valoramos el papel del azar en nuestras vidas. Parece como si no quisiéramos aceptar que –a mi entender afortunadamente- no lo controlamos todo. Por mucho que se quiera planificar, suceden cosas imprevistas
Y suele ocurrir que esos hechos fortuitos son muy
importantes en nuestra vida, muchas veces son los más importantes. Quizás nunca
habíamos imaginado el trabajo/oficio que realizamos o el lugar en donde vivimos
o más comúnmente la persona con quien compartimos hogar
Me viene a la mente el caso del gran José María Rodero
quien fue actor (nunca se lo había planteado) porque paseando por la calle
siguió a una muchacha que entró en un teatro, ella iba a ensayar una obra. Rodero
acabó casándose con esa mujer actriz y se convirtió en uno de los mejores
intérpretes que ha tenido la escena española
Y es que el azar o lo imprevisto a menudo suele ser el
territorio de cupido. Pero hay muchos otros ámbitos en los que el azar actúa,
por poner un ejemplo clásico: cuántas personas han salvado su vida al perder
–contra su voluntad y a menudo por un hecho tan fortuito como el que le ocurre
a Helen con la niña de la estación- un medio de transporte que luego se
accidentó fatalmente
Aunque para algunos lo del azar como “actor” fundamental en
nuestras vidas sea una tontería, muchos hemos experimentado en nuestra propia
piel esas situaciones imprevistas y nos hemos dado cuenta hasta qué punto han
sido determinantes en nuestro ser y estar
¿Azar o destino? podría ser la pregunta a plantearse; es
decir el azar como suceso sin más razón o el azar –a veces reincidente- como misterioso
agente de algo que tenía que ocurrir. Esa es la opción que nos plantea la película:
Helen y James tenían que encontrarse, estaban “predestinados” a ello. Y en esas
comillas a mi entender anida la Realidad olvidada/ninguneada/negada en este
ahora y aquí que denominamos realidad
Este artículo es la revisión
del publicado en el diario CyL
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