Nada: Un hombre crítico en decadencia



Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón. Nada peor que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta


Facundo Cabral

 

 

Los galardonados realizadores argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn cuyas obras audiovisuales se distinguen por un retrato humorístico corrosivo de la idiosincrasia de su país con especial atención a los personajes masculinos cínicos y sutilmente misántropos, nos ofrecen en Nada (2023) su cara más amable y tierna

 

Una serie inteligente que con sano humor nos adentra en las andanzas del veterano crítico gastronómico Manuel Tamayo (Luis Brandoni, soberbio), un hombre de personalidad amarga al que sólo medio aguanta Celsa (María Rosa Fugazot), la mujer que durante cuatro décadas ha cuidado de él como empleada del hogar, cocinera, chófer, enfermera y secretaria. Porque Manuel sabe bien lo que quiere pero sólo se arremanga para escribir sus ensayos y críticas gastronómicas, todo lo demás recae sobre esa mujer abnegada a quien ha adiestrado en sus extravagancias de gourmet bon vivant

 

Todo cambia cuando ella muere y la sustituye la corajosa joven Antonia (Majo Cabrera) quien poco a poco conseguirá desmontar las defensas con las que Manuel se protege de los demás y de sí mismo. Porque -como suele suceder en tantos casos de personas difíciles- tras las repulsivas apariencias anida un hombre sensible con corazón de niño que teme acabar sus días en soledad




 

Pedestal endeble

 

Manuel encarna el arquetipo del crítico cruel al que es difícil satisfacer, se cree poderoso y omnipotente en su saber que sus dictamines causan efecto en el público por su prestigiosa trayectoria profesional. Es el típico crítico implacable que enfatiza el “error” y en nula empatía califica siempre con tendencia a la baja a sus enjuiciados

 

Por eso, está acostumbrado a que en los restaurantes le traten como a un “dios” teniendo barra libre para degustar lo que él disponga (ese privilegio como resultado del miedo del esforzado empresario de turno a que ese snob hable mal de su negocio)

 

Aunque eso mayormente era antes, en la actualidad Manuel está en decadencia -quizás como reflejo de la de su bello país, de la de su bella Buenos Aires que vivenciamos tan cercana gracias a la sensible mirada de los realizadores- y son cada vez menos los que se dejan impresionar por sus ínfulas

 

Pero pese a esa decadencia -que se evidencia en sus apuros económicos- Manuel no baja de su pedestal. Un pedestal no obstante cada vez más endeble que cederá definitivamente gracias a Antonia y a la confabulación de dos viejos amigos: su ex mujer Grace (Silvia Kutika) y su amigo yanqui Vincent (Robert de Niro como divertido secundario de lujo)

 

Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers





El poder de lo simple y lo auténtico

 

Vincent -escritor de fama mundial- ha venido expresamente a presentar el libro de Manuel, un acto que pondrá en evidencia el profundo cambio del crítico gastronómico. Porque Manuel quizás por primera vez en su vida antepone su sentir por una persona amada a su común egocentrismo

 

Y es que ese ansiado día de la presentación de su nuevo libro de título homónimo al de la serie , Antonia recibe la noticia de que su abuela está grave y en consecuencia decide volver a su tierra para cuidar personalmente de su niña. Manuel al saberlo no duda en abandonar el acto delegando el honor a Vincent

 

El neoyorquino centra su discurso en el venturoso cambio que ha experimentado su amigo quien antes se mostraba emocionalmente discapacitado y asimismo incapaz de afrontar las tareas cotidianas más simples:

 

“Ese genio idiota ya no existe y el motor de este cambio es una chica paraguaya, cuatro veces más joven que él pero cinco veces más vívida y experimentada. El triunfo de lo simple por encima de lo banal. Hoy mi amigo es un mejor tipo gracias a ella”

 

Duprat y Cohn simultanean ese emotivo discurso en un simbólico auditorio blanco -la imagen de la paz, de la luz, de las páginas nuevas por escribir…- con el insólito periplo de Manuel para poder hablar con Antonia. En efecto, asombrosamente lo vemos subir a un autobús urbano y conducir él mismo su viejo Mercedes rumbo a la terminal internacional donde finalmente puede despedirse de la joven

 

Como afirma su amigo americano, Manuel ha cambiado para bien. En este sentido, la serie finaliza con el nuevo hombre afrontando con valor una delicada intervención quirúrgica que había postergado. Y por si acaso, Manuel decide grabar un vídeo para sus cercanos en el que confiesa haberse dado cuenta de que “las cosas que durante toda mi vida creí que eran trascendentes e importantes ahora me parecen una estupidez” y añadiendo un sentido “dejen vivir y no toquen las pelotas”, palabras valiosas que adquieren mayor valor en boca de un ex “pelotudo”

 

Así, Nada en clave humorística nos recuerda que nunca es tarde para cambiar nuestra forma de ver y vivir la vida para hacerlo en mayor autenticidad dejando en nada los viejos patrones que nos alejaban de los demás y de nosotros mismos. Por la nada en uno al puro, simple y pleno todo




 


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