Saben aquell: Retrato de un humorista vestido de negro

 


Voy de negro y te preguntas el por qué,
porque no visto otros colores, sé muy bien
que mi apariencia puede resultar sombría y gris
tengo razones para vestir así

 

Quiero enseñar un arco iris al cantar
pero en mi espalda cae la oscuridad
y hasta que la luz no brille de verdad
voy de negro, de negro me verás

 

Johnny Cash


 

David Trueba nos ofrece un excelente biopic entorno a la figura del mítico humorista barcelonés Eugenio retratando los inicios de su carrera artística en base a los libros que publicó su hijo Gerard que adaptan Albert Espinosa y el propio Trueba

 

Saben aquell (2023) nos muestra las luces y las sombras de un hombre tímido que venció su miedo escénico gracias al apoyo de su primera mujer, la cantante Conchita Alcaide. Y son las brillantes interpretaciones de esa pareja artística a cargo de David Verdaguer y Carolina Yuste la principal baza de una película que desborda humanidad

 

A esas excelentes caracterizaciones protagonistas hay que añadir la cuidada ambientación y el buen hacer realizador de un artesano que sabe mostrar y transmitir el sentir de la pareja y asimismo de su época, las esperanzadoras décadas de los 80 y 90 de la España que acababa de recuperar la democracia




Niño de negro

 

Las sinceras palabras del gran Cash en su tema Man in Black citadas en el encabezado -que han sido popularizadas en nuestro país por Loquillo en su versión roquera- buscan poner voz al sentir de tantos artistas que como ellos encuentran en el vestir de negro una expresión de su modo de ser y estar en este desconcertante mundo en el que transitamos

 

El negro como color que protege de las miradas ajenas y asimismo como tonalidad que expresa un estado de ánimo alejado de la alegría que a menudo está relacionado con el dolor propio y ajeno, con la sensibilidad empática del artista

 

En el caso de Eugenio, se nos muestra cómo es Conchita quien le anima a vestirse de negro a modo de protección ante el ahogo que le causa el ser centro de atención del público

 

Al intérprete de historias (así se definía él) le intimidan sus miradas quizás porque según confiesa en una entrevista escenificada en la película de pequeño pensó que de mayor quería ser un niño. Y en muchos aspectos como tal actúa en los escenarios y en su vida privada

 

En este sentido, es bella la escena en la que lo vemos mostrar su nuevo coche deportivo rojo a sus dos hijos. Los sienta en el amplio asiento del copiloto y los lleva en un divertido conducir hasta lo alto de las montañas que circundan Barcelona. Allí con la ciudad a los pies busca poner palabras al mal que vivencian: su madre -su mujer- se va a morir pronto

 

Con ese fin Eugenio utiliza el coche del divertimento afirmando que le gustó porque “caben los dos a su lado” expresando así la necesidad de mantenerse unidos, pero es el mayor Gerard quien aborda claramente la cuestión preguntándole si su madre morirá

 

Y es que el padre “niño” que tan bien sabe hacer divertir y reír a menudo tiene grandes dificultades para afrontar los aspectos dolorosos de la vida. De hecho, fue Conchita quien le empujó a hablar con sus hijos antes de su final





En oposición

 

Porque Eugenio probablemente no hubiera llegado a ser el gran Eugenio que fue sin el más que apoyo de Conchita. De entrada, ella involuntariamente le abrió la puerta a serlo al dejarlo solo para atender a su madre (ambos formaban también pareja musical). Y se nos muestra como Conchita estuvo en todo y para todo desde el minuto cero. Estaban unidos en puro amor

 

En este sentido vivenciamos cómo de doloroso fue para los dos que el ascenso artístico de Eugenio coincidiera con la decaída vital de Conchita a causa del cáncer. Se simultanea esa dura oposición en distintos momentos como en el que la vemos en tratamiento junto a otros pacientes todos pendientes de la entrevista radiofónica que le están haciendo a su amado humorista

 

Una oposición que de algún modo está presente en toda la película. Y es que Eugenio mismo la encarnó al hacer reír con su aspecto serio y expresión imperturbable. Y entre sus numerosos chistes que Verdaguer cuenta miméticamente, Trueba nos balancea con elegancia en esa dualidad que es la de ese gran hombre vestido de negro y en el fondo es la de todos nosotros





 


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