Here: Elogio a la serenidad y la amabilidad
Intentar
comprender es como querer ver a través del agua turbia
Espera con
calma y deja que el barro se asiente
Lao Tsé
La
amabilidad es como la nieve, embellece todo lo que cubre
Kahlil
Gibran
Bas Devos nos ofrece una película amable de gran sensibilidad cuya principal característica es la calma. En efecto, Here (2023) nos transporta a un mundo paralelo ahora y aquí en el que vivenciamos la realidad con un ritmo propio de tiempos pasados sin las crecientes vorágines del “progreso”
Ambientada en la cosmopolita Bruselas, Devos nos
acompaña a vivenciar una historia sencilla cuyos dos jóvenes protagonistas
Stefan (Stefan Gota) y ShuXiu (Liyo Gong) ni están pendientes de sus móviles ni
corren apresurados por sus calles. Parecería que estuviéramos en un pueblo y
cien años atrás, pero para nada es así; allí vemos por ejemplo a los modernos
trenes de nuestra época para recordárnoslo. Y por cierto son precisamente esos
trenes silenciosos los únicos portadores de cierta velocidad en el relato…
Debo advertir que el análisis que sigue contiene
spoilers
Serenidad, detenida-mente
En efecto, porque salvo la atenta mirada a ellos de él -que acompaña siempre son su evocación al pasado calmo, a que fue la capital belga la que vio nacer el transporte ferroviario europeo- y el uso ocasional de ambos, los dos transitan caminando por unas sorprendentes tranquilas calles casi sin vehículos y con pocas gentes o por sus parques
Un sosiego ambiental que se ve reforzado por la mirada sin prisas de Devos –esa misma mirada de su excelente fábula nocturna Ghost Tropic- quien nos deleita fotografiándolo todo con suma belleza. La belleza de lo bello en forma y sonido asociado casi siempre a la naturaleza que late en esos parques urbanos, parques que son como pequeños bosques que albergan reconfortante vida vegetal y animal. Pero también la belleza de lo no tan bello como el chapoteo del agua en un charco gris del majestuoso edifico en construcción donde trabaja Stefan
Una mirada tranquila y sensible que es también la
de la pareja protagonista. Stefan en su necesidad nocturna de caminar se
entretiene a observar lo que pocos ven: se nos muestra cómo entra en un solar
para recoger a una luciérnaga que brillará entre sus manos. Y ShuXiu se dedica
profesionalmente a observar detenida-mente la naturaleza, ella es bióloga
especializada en musgos que recoge y analiza con sus ópticas de aumento
Soledades abiertas, amabilidad
Dos personas que se nos muestran extremadamente sensibles y quizás por ese delicado ser tienden a la soledad. Especialmente Stefan, hombre de escasas palabras y que tiene en el vocablo “merci” la expresión de su amable modo de ser. En efecto, observamos como se ofrece de forma natural a ayudar a los otros y se disculpa si -ni que sea involuntariamente- puede haber molestado a alguien. Su soledad es abierta
Y en general tienden a la soledad las pocas personas con las que ambos se relacionan, todas ellas inmigrantes. Se podría pensar que son personajes más bien solitarios como reflejo de nuestro mundo en el que se tiende a evitar las relaciones “reales” bajo el escudo de las redes sociales
Entiendo que son personajes de tendencia solitaria en un tiempo que favorece el aislamiento –por ese imperio virtual y por otros motivos sociales como la dificultad de integración de los colectivos inmigrantes en la ambivalente Europa actual- pero que pese a tanto no se conforman y tienen ganas de compartir físicamente
En este sentido, es bello el sentir de un amigo de
Stefan quien le cuenta a él y a otros compañeros lo que vivenció cuando le
anestesiaron para intervenirlo. Se vio rodeado por sus familiares y amigos
cuando en realidad sólo le acompañaba uno de ellos, el hombre les confiesa que
esa experiencia “onírica” fue la más gratificante de su vida y que su interés
es hacerla realidad pronto. Todos asienten, todos lo sienten así, todos quieren
abrir sus soledades, todos buscan fundirse en abrazos…
Los hilos del destino
Un abrazo que nuestros protagonistas acabaran disfrutando gracias a los “hilos del destino” con la coprotagonista naturaleza como agente. En efecto, la lluvia intensa hace que Stefan tenga que quedarse en el restaurante chino que regenta la tía de ShuXiu, y es allí donde se conocerán en un conocer más de resonancias sensitivas que de contenidos profundos
Y de nuevo la naturaleza actuará como agente sutil para su reencuentro. Stefan la verá recogiendo muestras en el bosque y acabará renunciando al viaje que había programado para entregarse a compartir una plácida jornada de observación y conocimiento de la riqueza y belleza que anida en los musgos, de la grandeza de lo “pequeño”
Un estar juntos en armonía pero con cierta distancia de “seguridad” hasta que ya al final de la jornada –y casi al final de la película- una pequeña piedra (de nuevo la grandeza de lo “pequeño”) en el zapato de ella lo cambia todo
Devos nos lo muestra con delicada exquisitez -sublimando la mucha que ha derramado en toda la película- para que “veamos” lo que no se ve pero se intuye. Le seguirán dos pequeños “haikus audiovisuales” que evocan el inicio de un prometedor amor a dos…
Un prometedor amor por esa resonancia armónica sensitiva y que derivará en un necesario mayor conocimiento tal y como parece apuntarse en el previo a fundido en negro. Un conocimiento más psicológico que Devos –entiendo- ha eludido voluntariamente en su voluntad de retratar los sentires naturales humanos y no tanto sus razones. Lo suyo es la bella poética natural de Gibran y Lao Tsé citada en el encabezado mostrada en luminoso audiovisual
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