The Listeners: La sensibilidad como estigma
Eres
demasiado sensible, es verdad
Y los otros
no ven quién eres
…
Existe
dentro de ti mucho más de lo que te han inculcado
Zaz
(Isabelle Geffroy)
La realizadora neoyorquina Janicza Bravo adapta brillantemente la novela de título homónimo del canadiense Jordan Tannahill, una ficción que retrata las vivencias de Claire quien de repente comienza a oír un sonido que nadie más parece percibir. The Listeners (2024) en sus cinco episodios nos sumerge con exquisita sensibilidad en el sentir de esta maestra y madre de familia excelentemente interpretada por Rebecca Hall
La serie nos invita a reflexionar sobre los límites de la percepción humana, la vulnerabilidad de las personas sensibles, la empatía real y la necesidad de pertenencia a una comunidad o familia
Debo advertir que este ensayo contiene spoilers
Molestia molesta
Cuando Claire empieza a percibir un zumbido que siente como
molesto intenta averiguar si los demás lo perciben. Y se da cuenta de que no es
así e incluso de que su extraña molestia de alguna manera los molesta.
Especialmente incómodo se muestra su pareja Paul, la persona que supuestamente
tiene más cerca y quien reacciona con una mezcla de incredulidad y de distancia
de “precaución” ante algo “subjetivo” e invisible
Esa falta de apoyo resonante hará que Claire progresivamente
se encierre en sí misma. Una Claire muy vulnerable que acudirá a distintos
especialistas médicos y se someterá a todo tipo de pruebas sin encontrar
respuestas a su extremo sentir, tan solo una invitación –no exenta de prejuicios-
a la terapia psicológica…
Todo cambiará cuando Kyle, uno de sus alumnos, le confiese
que él también escucha en su interior ese peculiar zumbido
Compartir resonante
Ese saber que no es la única le abre una esperada puerta a
encontrar respuestas a su extraña sensibilidad. Por fin hay alguien resonante
que no la cuestiona ni la estigmatiza, el tema está en que ese joven es aún
menor de edad y es compañero de su hija Ashley; en efecto, ambos son alumnos de
Claire
Así que la maestra y madre se resistirá a acompañar a su
entusiasmado alumno en sus investigaciones sobre la naturaleza del sonido que ambos
sienten. Se resistirá porque de ser descubiertos podría suponerle la expulsión
disciplinaria y el descrédito profesional, y porque tanto su hija como su
esposo para nada entenderían esa camaradería entre sensibles
Pero a pesar de tanto riesgo, Claire se aventura –en todos
los sentidos de la palabra- a investigar posibles fuentes generadoras junto a
Kyle. Y ambos acabarán asistiendo a las sesiones de un reducido grupo de
personas que también escuchan lo que casi nadie percibe. Escuchan y no tan solo
oyen porque ellos perciben la “molestia” como preciado “don” que les conecta
con la naturaleza
Entre dos mundos
Y llega el temido día en que la relación entre sensibles
sale a la luz lo que abisma a la maestra y al alumno. De nuevo se nos muestra
la rigidez del mundo “normal” ante lo que no se adapta a las expectativas
sociales. En efecto, si ya antes los dos eran vistos –en la limitada mirada de
la mayoría social- como raros ahora además son objeto de vergüenza e incluso
burla
Así que a Claire y Kyle cada vez les incomoda más su mundo
familiar y social, ese al que antes de su advenedizo “hipersentir” parecían
integrados. Y en su necesidad de compartir desafían a sus familias respectivas
encontrándose de nuevo como pareja de resonancia (qué bellos esos encuentros
aún más cómplices rodeados de la naturaleza que ahora tanto sienten) y
asistiendo a ese grupo de escuchantes que les ha abierto a identificar su
sentir como don natural
Pero Claire como adulta experimentada no ve claro entregarse
plenamente a un grupo que se presenta como familia y en ese entender tiende a
crear muros con la sociedad toda. Si riesgoso fue el salto a investigar con
Kyle, más aún lo va a ser entregarse a compartirlo todo con ese grupo. Porque
finalmente Claire –y Kyle- se integraran plenamente a una comunidad que los
entiende y con la que resuenan cada vez más
Ese salto abismal de la pareja, ese abrazar un mundo y dejar
otro desencadenará un final trágico -del que nadie de ambos mundos es inocente-
en el que el joven Kyle morirá
Tras la muerte de él, se nos muestra a Claire de nuevo en el
hogar familiar y a su esposo comentando que han encontrado una explicación al
zumbido, en su opinión procedía de las instalaciones de la casa ya reparadas. El hombre
satisfecho pretende dar carpetazo al sentir de Claire obviando lo evidente: que
ella sentía el sonido en casa y lejos de casa
Y en ese obviar de él –y por extensión de su familia y de su
sociedad- que entiendo motivado por el miedo que provoca aceptar lo intangible,
nuestra protagonista opta por escudarse en el silencio. Un silencio consciente que sólo el
observador empático puede entender: ese sonido más allá de lo local sigue en
ella pero ya no es molestia sino que es agradable diferencia de ser. En ese
sentir la vemos visitar los lugares comunes compartidos con su sensible
compañero de resonancias naturales, en ese sentir transita con valentía entre
ambos mundos sin abismarse
Sectarismo versus
rigidez
A mi entender The Listeners
nos muestra hasta qué punto nuestra sociedad margina a los que sienten y
perciben distinto. Vivimos en un tiempo en el que parece que todo aquello que
no encaja en los parámetros de la ciencia no es válido, si no es medible ni
demostrable según los métodos científicos es desechado contundentemente. Una
rigidez de orden –nunca mejor dicho- racional que de alguna manera favorece el
caos irracional
En efecto, cuando la sociedad no ofrece apoyo empático a los
diferentes estos en su vulnerabilidad son presa fácil de gurús y grupos
especializados en manipular personas “deshauciadas”. Entiendo que de ser
aceptadas en su extraña diferencia e investigadas con miradas mucho más
abiertas podrían evitarse tantos abismos sectarios
Porque desde siempre han existido y existen personas con
capacidades sensitivas extraordinarias que pueden detectar y medir lo que
ningún científico llega a calibrar con toda su aparatología. Estoy pensando por
ejemplo en el colectivo de los radiestesistas -al que pertenezco- quienes encuentran yacimientos minerales y acuíferos
gracias a su sensibilidad a las radiaciones naturales que emiten
Eso sí, no todos los que dicen ser sensibles lo son
realmente (son sus actitudes y resultados los que los validan) y siempre hay lugar para el
error dado que una persona afortunadamente no es una fría máquina “infalible”
puesto que le afectan aspectos intrínsecos a la condición humana
Pero sea como sea, negar lo que aunque extraño existe –quizás en algunos o quizás en todos- lejos de aportar seguridad comunitaria genera vórtices de desafección que claman nuestro reconocimiento. En mi opinión la ciencia es muchísimo pero no lo es todo y sería de gran ayuda reconocerlo desde la humildad del verdadero saber humano que encarnó Sócrates expresado en su “solo sé que no se nada”. Y en ese reconocer abrir miras a los márgenes sensoriales
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