La historia de Souleymane: En la piel de un inmigrante sin papeles

 



Estaba atrapado dentro de mí mismo, estaba en prisión porque cuando uno no tiene una solución de salida para vivir fuera de la forma en que quiere lo consideramos como una prisión

Abou Sangare

 

Boris Lojkine dirige -y coescribe el guion junto a Delphine Agut- este excepcional thriller social que ha sido multipremiado por la Academia de Cine Francés. La historia de Souleymane (2024) nos pone en la piel de un joven inmigrante guineano sin papeles que ha de afrontar todo tipo de dificultades para sobrevivir en la capital francesa y cuyo afán es lograr la regularización de su situación para poder ganar dinero y así costear los tratamientos de su madre enferma

Abou Sangare es el excelente actor no profesional protagonista que interpreta a un abrumado Souleymane y en ese interpretar al personaje en gran medida se reinterpreta a sí mismo pues él llegó a Francia ilegalmente procedente de su Guinea-Conakri para ganar dinero con el mismo objetivo. La suya fue (hace bien poco que ha logrado ser acogido) una aventura vital similar a la que se nos muestra en la película

Ese personaje y esa persona real como visualización del drama humano que asola a tantos y tantas que llegan al “primer mundo” tras superar todo tipo de penalidades y horrores en sus odiseas intercontinentales, y quienes arriban a Europa prácticamente sin nada (un móvil y poco más) teniendo que lidiar de nuevo con muchas más dificultades de las esperadas… Héroes y heroínas que sin embargo para demasiados ciudadanos occidentales son vistos como lo peor

De alguna manera Lojkine nos ofrece la continuación de la también excelente Yo Capitán (2023) de Matteo Garrone –película comentada en este blog- que nos sumergía en la durísima travesía africana de su joven protagonista para llegar a la a menudo idealizada Europa. Ese joven senegalés llamado Seydou al igual que Souleymane no lo tendría fácil en nuestro continente de fronteras cada vez más restrictivas...

Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers



Como una prisión

De ahí que Sangare como persona pública reconocida haya agradecido la oportunidad que le brindó Lojkine para actuar en su película y que como denuncia haya explicado la frustración e impotencia que sintió antes de esa providencial oferta al experimentar que no tenía “solución de salida para vivir fuera” de la forma en que él quería

Un sentir desasosegante que se comprende es el de tantos inmigrantes que malviven en nuestras ciudades europeas y eso que -como nos muestra la película- tienen cierta ayuda de los servicios sociales para sus necesidades más básicas

En este sentido, impacta que las situaciones más crudas que Souleymane ha de afrontar estén relacionadas con otros inmigrantes que ya están afincados. Es el caso del hombre que le explota al cederle su imprescindible permiso para que pueda trabajar como repartidor a domicilio mientras espera su documentación

Ese aprovechado como llamada de atención al preocupante egoísmo humano que hace que algunos olviden pronto sus orígenes y en nula empatía se comporten peor que los que nunca se han visto en tan durísimas situaciones. Ciertamente algunos inmigrantes actúan así, aunque por fortuna no todos como se visualiza en la película. Y del mismo modo ocurre con los nacionales que usan un servicio de reparto con rostros africanos, hay quien rechaza un paquete porque el envoltorio está sucio sin querer saber los motivos de esa suciedad y hay quien se interesa de corazón por la realidad de ese repartidor amable…

Y es que se ha de tener bien poca sensibilidad para no conmoverse con el sufrimiento de esas personas marginadas a la oscuridad, una oscuridad a menudo de tintes racistas que se visualiza especialmente en las escenas del autobús nocturno que las transporta a los centros públicos de pernoctación. Lojkine nos muestra en dominio oscuro sus caras rotas que reflejan el cansancio por el trabajar o el buscar trabajar diario, el cansancio y asimismo el stress por la inseguridad extrema que vivencian. En definitiva, la oscuridad de esa prisión impostada que un empático Sangare ahora en luz no olvida



Aceleración

Uno de los puntos fuertes de la película es la muy lograda ambientación que facilita nuestra inmersión en el sentir de Souleymane

Lojkine nos sumerge en un ambiente claustrofóbico que se crea en gran medida gracias al ritmo frenético con el que retrata su trabajo como “rider”. Un no parar captado muy de cerca que transmite el estrés psicológico de ese joven que “vive” a contra reloj siempre falto de tiempo; en esa aceleración desbordante vivenciamos su ansiedad y su miedo por tantas circunstancias adversas que lo agobian

Especialmente le agobia su próxima cita con el departamento de inmigración para la entrevista personal sobre sus motivos que le llevan a pedir asilo, una conversación que puede cambiar toda su vida y para la que se está preparando con el asesoramiento de otro inmigrante aposentado que le aconseja mentir afirmando que es un exiliado político



Madre, hogar

Souleymane, un joven que nada sabe de política y que acude a esa entrevista con su papel memorizado. Frente a él una funcionaria amable para nada agresiva que sin embargo se da cuenta de las contradicciones de su relato

Él que encarna la autenticidad y que prometió a su madre nunca mentir se ve en la necesidad de hacerlo aunque finalmente acaba explicando su rotunda verdad, una verdad que conmueve a esa mujer empática y a nosotros los espectadores. Es el relato de un joven que lo ha arriesgado todo para garantizar la salud de su madre enferma mental quien necesita medicación costosa

En este sentido, nos conmovió ya la primera conversación telefónica que mantienen hijo y progenitora. Lojkine escoge un espacio arquitectónico clásico con simbolismo para esa llamada angustiosa. En efecto, lo vemos en un portal de grandes columnas siendo él mismo la columna principal y única sobre la que descansa el peso de la responsabilidad del edificio familiar. Él y sólo él trabajando duro para que su madre se mantenga, para que el hogar familiar no se desmorone

Nada sabremos del veredicto al héroe de ficción aunque probablemente su solicitud se desestime al no entrar en los estrechos parámetros legales...

En los puntos suspensivos la reflexión a la que Lojkine nos invita en su comprometido thriller sobre la inhumanidad de las fronteras occidentales que más que nacionales sabemos son sociales







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