Cuando cae el otoño: Una historia ambivalente (o de cuando la mentira puede ser regeneradora)
La verdad
está enamorada de una mentira
Y la mentira
ama la verdad
La verdad ha
prometido nunca mentir
Y la mentira
prometió decir siempre la verdad
Aparentemente
tienen una cita esta noche
Le Souffleur
De Sons
François Ozon nos deleita con una ficción nada convencional de apariencias cambiantes que retrata con sabiduría la ambivalencia humana
En efecto, Cuando cae el otoño (2024) nos adentra con elegante delicadeza en una historia de relaciones familiares que tienen como protagonistas principales a Michelle y Marie-Claude dos ancianas amigas muy especiales, dos mujeres de difícil pasado que poco a poco iremos descubriendo, dos mujeres que conforman micro universos familiares conectados, dos madres en merecida jubilación jubilosa y que sin embargo se ven afectadas por los problemas de sus hijos únicos…
Problemas que Vincent carga en responsabilidades sobre su madre Marie-Claude y problemas que Valerie descarga en reproches y rabia contra Michelle. Una Michelle que se conforma en centro de la singular sucesión de acontecimientos retratados; en gran parte es así porque ella -a diferencia de su amiga- además de madre es abuela, una abuela que ama a y se siente amada por su nieto Lucas
Esa precipitación de acontecimientos se inicia cuando Valerie es ingresada por intoxicación tras comer unas setas cocinadas por Michelle. La hija había acudido al pueblo de las ancianas desde la capital en donde reside con Lucas para dejarlo unos días a cargo de su abuela…
Son muchas las virtudes de esta joya cinematográfica que brilla por el oficio del veterano realizador galo quien construye una obra fresca de apariencia ligera y sin embargo de profundas resonancias humanas. Una obra originalísima en la que las imágenes y los diálogos a menudo se tornan en una suerte de puntos suspensivos que nos invitan a implicarnos en los hechos retratados y en los dilemas subyacentes a ellos
Destacar el sublime guion que Ozon firma junto a Philippe Piazzo, la fotografía y el ritmo intensamente sereno; y asimismo resaltar el excelente trabajo del reparto actoral, en especial las interpretaciones de Hélène Vincent (Michelle) y Josiane Balasko (Marie-Claude)
Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers
Veneno materno-filial
Como se ha comentado todo empieza por una ingesta de setas venenosas. Se nos muestra a las dos amigas buscándolas y cómo Michelle le consulta a Marie-Claude si son o no comestibles. Pero ya al final de esa recolecta, la madre y abuela recoge sin pedir opinión a la que se nos presenta como experta. Y en la cocina de su casa vemos a Michelle cotejando manuales intentando valorarlas antes de cocinarlas para su familia parisina que está ya al llegar
En ese extraño actuar, Ozon ya nos abre la puerta a la ambivalencia humana que retrata esta historia. Porque ni que sea inconscientemente Michelle parece estar buscando el castigo a una hija que como comprobaremos la maltrata psicológicamente y le demanda más de lo que le ofrece (de hecho su oferta no emana de ella sino a través de ella en ese muy medido dejarla estar con el nieto)
Y es que la hija será la única que comerá setas
(se abstienen Michelle y Lucas, una en esa singular extrañeza y el otro porque no le gustan) Sea como sea, se salvará Valerie quien tras el incidente
tomará la decisión de cortar todo contacto con la madre y abuela. Así, el
veneno abisma una relación materno-filial ya de por sí venenosa
Mentiras
Como siempre Michelle encuentra consuelo y apoyo en su gran amiga quien mantiene también una relación desequilibrada con su hijo. Las dos a la vista de su realidad presente opinan que han fracasado como madres. Aunque, como se ha comentado, Vincent sí que ofrece de sí mismo a su entregada madre. En efecto, el hijo de historial delictivo valora y ama a Marie-Claude e incluso valora y ama a una Michelle que es como de su sangre
Por ese sentir y en su condición intimidante decide hacer una visita a Valerie con el objetivo de que permita que Lucas y su abuela disfruten de tiempo en común. Es bello como llega a esa acción unilateral que nadie conoce, lo decide tras recibir el encargo de deshacerse de todos los juguetes y objetos del nieto prohibido, conmueve verlo acariciando esos juguetes recordándose –entiendo- niño y probablemente empatizando no solo con su amada Michelle sino también con Lucas
Y en esa visita no consensuada, Ozon da un paso más en la ambivalencia retratada. En la ambivalencia en este caso de Marie-Claude quien sabrá que su hijo estaba ese día con Valerie y que discutieron. Porque pese a que oficialmente Valerie tuvo un fatal accidente doméstico y se precipitó al vacío desde el balcón de su casa, Vincent se confiesa actor involuntario de su muerte y le demanda a su madre silencio cómplice
Así que Marie-Claude calla lo ocurrido y no quiere saber más detalles de ese supuesto accidente. Calla ante la sociedad en general y calle ante la amiga que ahora quedará al cargo de su amado nieto. Un Lucas que encontrará un hogar agradable en el calor de Michelle y la habitual compañía de Vincent quien le hace sentirse protegido y valorado
Un Lucas que sintomáticamente no llora la muerte de Valerie dando la sensación de que tal vez la deseara. Una nueva ambivalencia humana, un nuevo desafío moral a lo que consideramos “bueno” o “malo”
Porque queda claro que la nueva realidad es un beneficio para Michelle, Lucas y Vincent. Sin duda no lo es para la finada y en menor medida tampoco para una Marie-Claude quien, pese a estar acostumbrada a soportar cargas filiales, se siente mal al no poder explicar la verdad a su ahora más feliz que nunca amiga
No obstante lo hará –por el peso del remordimiento- poco antes de morir, aunque en esa ambivalencia asumida Michelle evitará que la verdad salga a la luz. En efecto, mentirá sin rubor a la agente de policía que está revisando el caso del supuesto accidente. Mentirá la abuela y presumiblemente mentirá el nieto quien el día que murió su madre vio entrar en su portería a un entonces desconocido Vincent. Un presumiblemente mentir que se agranda cuando se nos muestra a Lucas años después asegurando –ahora y no ese día de la intoxicación- que le gustan las setas ante la sorpresa de su abuela
Quizás sea “sólo” que a Lucas le gustan ahora las setas porque evocan su nuevo hogar o simbólicamente porque ni que sea inconscientemente le gusta su ambivalencia, esa ambivalencia familiar...
Las dos caras del mundo
Sabemos que el veneno mata pero que también en pequeñas dosis puede curar. Y la película nos introduce en la ambivalencia humana a través de las setas, unas setas a menudo parecidas que son vistas como iguales por el profano y que sin embargo son reconocidas como de efectos radicalmente opuestos por los entendidos…
Unas setas ambivalentes y unos personajes ambivalentes que pueden entenderse como expresión de las dos caras del mundo pero no en la común visión del cómodo “fuera” de uno mismo (el mal o el veneno no soy yo) sino en la sincera y laboriosa mirada “dentro” de uno mismo (el mal o el veneno en mayor o menor medida también soy yo)
En este sentido, Ozon coloca a la prostitución en el centro del debate. Bien entrada la película sabremos que la causa principal de la rabia de Valerie contra su madre está en que Michelle se ganara el sustento ofreciendo servicios sexuales (ella y la amiga Marie Claude). No acepta la hija ese oficio materno y en esa –entiendo- falta de empatía la juzga muy severamente. No acepta su oficio pero sin embargo sí acepta y exige los beneficios materiales logrados gracias a él, gracias a que Michelle supo ejercerlo libremente sin ser explotada. De alguna manera para Valerie el “mal” parece originarse y deberse a un “fuera” con rostro materno
Del mismo modo actúa la comunidad local como se observa
durante la celebración de la misa ceremonial por la amiga difunta a la que asisten
un grupo de compañeras. Todos los “buenos” cristianos de la comunidad clavan
sus miradas a esas foráneas de “mal” oficio. Y eso que probablemente más de uno
habrá utilizado los servicios de alguna trabajadora sexual sin importarle si estaba
siendo explotada… En esos bancos las dos caras del mundo se encuentran, si bien
el señalado como “mal” se presenta tal cual en autenticidad y el habitualmente creído
como “bien” se muestra convenientemente enmascarado
Más allá de los juicios
Una comunidad que juzga, una hija que juzga… en un mundo el nuestro en el que para nada nos es fácil dejar de juzgar quizás como constatación de nuestra ambivalencia
Sea como sea la película nos ofrece un bellísimo final que puede entenderse trascendentemente. En efecto, se nos muestra como pasados los años un ya joven e independiente Lucas regresa al querido hogar de la abuela. Y como ambos junto a Vincent –la familia de tres- pasean por el cercano bosque donde cada otoño se pueden recoger setas
Allí, la anciana se separa de sus hombres creyendo ver unos cervatillos (la imagen de la inocencia humana libre) para inmediatamente darse cuenta de que su hija la observa amorosamente tendiéndole la mano. Una aparición regeneradora que comprobaremos es señal de su muerte ahora y aquí. Y que se puede entender como el llegar a alcanzar un plácido más allá de todo juicio o el amoroso “campo” evocado por el poeta místico sufí Yalal ad-Din Rumi:
Allí detrás
de los pensamientos
acerca del
bien y del mal, hay un campo
allí te
esperaré
Anexo
Cuando cae el otoño permite o incluso me atrevería a decir que demanda múltiples interpretaciones. En esa conciencia, y tras recomendar su visión, he requerido a mis allegados su opinión, especialmente en lo referente al hecho de ocultar la verdad por parte de las dos ancianas
Porque de saberse esta se hubiera juzgado a Vincent e incluso probablemente a Michelle como posible inductora o cómplice y más con el antecedente de las setas tóxicas. Y en ese caso, Lucas no habría disfrutado de su agradable hogar y se vería forzado a mudarse a un Dubai que detesta para allí crecer junto con su padre
La mayoría de los consultados opta por esa ocultación o mentira por entender que resulta beneficiosa para todos, especialmente para Lucas y Michelle
Aunque cada cual tiene sus matices en referencia a los personajes, desde quien cree que Vincent actúa en favor de Michelle como agradecimiento a su apoyo material –y no tanto por amarla al considerarla de sangre- a quien postula que los tres personajes unidos por la mentira (Michelle, Lucas y Vincent) no se sienten culpables y sí Marie Claude…
A todos ellos, a todos vosotros, muchas gracias por
vuestras miradas. Y desde aquí animo a las y los lectores en general de este blog
a ver la película, y si lo consideran oportuno poder también hacerme llegar su
opinión. Gracias por adelantado
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