Rocketman: La búsqueda del abrazo negado
No
puedo iluminar más tu oscuridad. Todas
mis fotos parecen decolorarse en blanco
y negro. Crece mi cansancio y el tiempo se estanca ante mi. Congelado aquí en
la escalera de mi vida. Demasiado tarde para salvarme de la caída. Aún
buscándome a mí mismo siempre es a otro al que encuentro. No dejes que el Sol
decaiga sobre mí
Bernie
Taupin
Dexter Fletcher dirige este notable drama
musical basado en la vida del músico Elton John. A diferencia de tantos biopics
Rocketman (2019) retrata la verdad de
la estrella profundizando en los porqués de su drama personal que como a tantos
músicos le llevaron a la autodestrucción. Pero Elton consiguio salir de su pozo
y supo regenerar su vida
Estrella sensible
Si algo define a este músico prolífico y de gran éxito comercial es su extrema sensibilidad, que a mi entender hace que la gente se vea reflejada en su arte sonoro. Es el caso por ejemplo del tema Candle in the wind dedicado a su amiga Diana de Gales, todo un mito popular que como el propio Elton va más allá de su condición social. Ambos amigos expresan/encarnan la cara humana y el corazón humanista del mito
Y es que durante su dilatada carrera Elton ha hecho de todo para todos los públicos: puso música a El rey león (película y obra de teatro) con bellos y emocionantes temas como Circle of life, versionó espléndidamente el I’m your man del también mítico Leonard Cohen convirtiéndolo en un tema “cañero” y musicó con maestría letras de su inseparable amigo Bernie Taupin de las que destacaría Don’t let the Sun go Down (que también interpretó George Michael y de la que se cita parte de la letra en el encabezado), Sorry seems to be the hardest Word (versionada con desgarro por el gran Joe Cocker y más recientemente por Blue) y mi favorita Your song de la que recomiendo la interpretación que realizó Elton con el tenor Alessandro Safina
Así que es de agradecer este biopic de uno de los
grandes de la música de la segunda mitad del siglo pasado quien a sus casi ochenta
años aún está en activo
Fantasía musical
De esta manera define la película su protagonista Taron Egerton quien asume a la perfección el rol de Elton interpretando con brillantez sus temas. Fantasía porque la película tiene mucho de onírico, entiendo como reflejo de la forma de ser de Elton, un ser libre de gran imaginación que vuela y hace volar
En ese tono onírico que impregna el filme, el niño que fue y es Elton aparece a menudo; está por ejemplo en el fondo de la piscina cuando la joven estrella en su abismo anímico intenta suicidarse, gran escena en la que se nos muestra bellamente a ambos y a la gente que se lanza a su rescate
Y lo onírico también es protagonista de los espléndidos números musicales que tienen pleno sentido argumental. Es especialmente encantador ver a Elton levitando –ese volar comentado- en un concierto junto a su piano, el levitar como el ansia por superar “tanta gravedad” que le impide ser
El abrazo negado
En efecto, la película nos retrata la soledad de Elton siendo niño, siendo un niño muy sensible que pronto destacó como pianista ante el asombro de su familia. Un niño que vivenció la falta de amor. Elton tenía un padre ausente que cuando estaba en casa pasaba literalmente de él. Y una madre muy centrada en sí misma con una dedicación de “servicios mínimos” para su único hijo… Suerte tuvo Elton de la abuela para sobrevivir en aquel no hogar, ella era la única que lo veía en su diferencia, la única que lo amaba de verdad y la adulta referente que tanto le ayudó a que estudiara interpretación musical para perfeccionar su talento innato al piano
Ese abrazo negado paterno, esos “servicios mínimos” de la madre calaron muy hondo en Elton quien como se nos muestra salió al mundo sediento de amor. Y en su ceguera de necesidad se enganchó al “amor” de un mentor como buscando el amor negado del padre; pero ese hombre sólo quería su dinero y lo manipuló a su antojo sin atisbo alguno de amor
Y lamentablemente sus padres no cambiaron, la madre en crueldad llegó a decirle que nadie le amaría; y el padre con su nueva mujer e hijos lo sigue recibiendo con gran distancia aun siendo él ya estrella famosa. En una emotiva y reveladora escena lo vemos pidiéndole a su hijo que le autografíe un disco, Elton feliz empieza su dedicatoria con un “A papá” pero pronto tiene que tacharlo al saber que se lo pedía para un amigo; el eternamente rechazado sale del nuevo hogar del padre y lo ve abrazando a esos otros niños mientras siente que a él sigue negándole el abrazo; de ahí que en su lujoso coche rompa a llorar. Todo el éxito, toda la fama pero con enormes carencias de amor. Así, se entiende que Elton se hundiera en alcohol, el sexo mecánico y las drogas, y en su desesperación buscara suicidarse tirándose a la piscina de su ostentosa mansión repleta de invitados ajenos a él, ajenos a su sufrimiento
Sólo tenía (a parte de la abuela) a una persona
que le amaba de verdad, el letrista Bernie Taupin con quien formaba un genial
dúo artístico. Amigo de gran amor, una amistad auténtica pero para nada la pareja
que él buscaba para entregarse. Porque Elton tenía también mucho amor que dar,
él era y es un hombre extremadamente amoroso
En el centro del círculo
La película se inicia con Elton acudiendo a una sesión grupal de terapia. En ella va recreando su vida, su tragedia; en ella se quita las máscaras de divo, se des-nuda (se muestra sin máscaras y con voluntad de deshacer sus asfixiantes nudos emocionales), se reconoce en sus aspectos oscuros, llora por tanto dolor… Y en ella ve/vivencia a los miembros de su familia incluido al niño que fue y es
En esa autenticidad Elton toma mayor conciencia de su drama personal y es capaz de convertirse en un padre adulto de su niño abandonado al que simbólicamente abraza en el centro del círculo que forman los asistentes a las sesiones terapéuticas. Gran escena que es como un haiku visual de toda una vida
Ahora Elton se ha responsabilizado de ese niño y se propone hacerlo feliz, se va a hacer feliz a sí mismo. Elton acepta su realidad familiar, acepta su dolor y decide resurgir de sus cenizas. Resurge de su hundimiento y sale con fuerzas renovadas al mundo con mayor seguridad, el mundo ya no le duele tanto y lo más importante: ya no quiere escapar de él. Y afortunadamente en ese resurgir encuentra a alguien del que recibir y al que dar amor auténtico, alguien con quien mostrarse cómo es, alguien con quien compartir su vida, alguien en resonancia que sigue siendo hoy en día su pareja
Ahora sí su mirada amorosa -históricamente refugiada tras sus simbólicas gafas de corazones con las que le seguimos viendo en terapia- puede mostrarse cada vez más sin tanta protección. Ahora sí vuela libre tal y como siempre deseó, deseo que evidenciaban sus alas del disfraz de estrella con el que acudía a las primeras sesiones grupales
Por ese cambio radical Rocketman es pedagogía de superación personal, una historia que merecía ser contada desde la sinceridad de una estrella al que no se le caen los anillos por mostrarse en toda su autenticidad. Gracias Elton por tu valor humano y artístico
Este ensayo es la
revisión del publicado en el diario cultural chileno CyL
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