El año más violento: La ambición de un hombre íntegro
Cuando parece
arriesgado dar el salto es precisamente cuando debes darlo. Si no, te quedas en
el mismo sitio toda la vida
Abel
Con estas palabras en boca de su protagonista, el guionista y realizador J.C. Chandor sintetiza el impulso interior que late en Abel, un empresario que no duda en asumir riesgos en su afán de mejorar su empresa y su patrimonio familiar. Abel (excelentemente interpretado por Oscar Issak) y su esposa Anna (Jessica Chastain, asimismo en una gran caracterización) son los protagonistas de la sobresaliente El año más violento (2014) una ficción ambientada en el convulso Nueva York de finales del siglo pasado
La acción transcurre en el simbólico invierno nevado que cubre una urbe con gran brecha social y cuyos ciudadanos se nos presentan poco dados a la empatía. Un retrato crítico de la sociedad del “sueño americano” que sin embargo nos muestra a un hombre que ha alcanzado ese ideal desde lo más bajo y sin hacer trampas ni pisotear a nadie
En efecto, Abel se nos presenta como un hombre íntegro que cuida a su familia y también a su personal. Y un hombre potente que dirige su empresa de distribución de carburantes junto a su también potente esposa conformando una pareja inusual en ese tiempo retratado de machismo radical. Ambos son la base de la empresa y la familia, ambos se aman y aman a sus hijas, ambos van a una aunque sus visiones no siempre son coincidentes
Morales, Abel
No parece casual la elección del apellido matrimonial, es decir del apellido de Abel. Morales como expresión de su modo de entender y de obrar, porque en todo momento Abel huye del actuar como lo haría un gánster tal y como es común entre los empresarios de su sector. Y tal como actúa su suegro, un hombre de pocos escrúpulos que de alguna manera ha influido en Anna quien tiende a no abrazar tanto la moralidad como lo hace su esposo
Y siguiendo con ese buscado simbolismo del nombrar a su protagonista, Chandor opta por el bíblico primigenio Abel, personaje de integridad pacífica que acabó siendo asesinado violentamente por su propio hermano conformando el primer asesinato de la humanidad según la tradición judeo-cristiana
Simbolismos potentes en el nombrar que se refuerzan
por el modo de expresarse y de vestir de un Abel Morales que ya sin hablar
inspira sano respeto por su condición de hombre ponderado de sereno poderío capaz de
defenderse cuando se requiere pero nunca de forma vengativa ni destructiva. Él
encarna el arquetipo de hombre empresario íntegro
Debo advertir que el análisis que sigue contiene
spoilers
Adversidades
Nos daremos cuenta de su valerosa condición, tal y como suele suceder, cuando tenga que afrontar serias dificultades. Dificultades que amenazan con derrumbar toda la seguridad económica conseguida tras décadas de esfuerzo
En efecto, la empresa de los Morales está sufriendo robos de combustible en sus repartos: sus camiones son asaltados y sus conductores son violentados. Y el sector en general y él en particular son inspeccionados por un Estado que pretende acabar con la común mala praxis de las distribuidoras de carburantes
Todo esto sucede en un momento crítico expansionista, Abel ha dado el riesgoso salto de adquirir un gran almacén junto al río Hudson que pretende ser el trampolín definitivo en su ambición de hacer líder a su empresa
Esas adversidades no parecen casuales pues su ambición choca con las de la mafiosa competencia. Y afectarán a la pareja Morales en su distinto entender la defensa propia, especialmente cuando una noche un pistolero se cuele en su hogar…
Oscuros
Son tiempos oscuros de alta criminalidad que desbordan a la policía. Por esa realidad lacerante el empresario que sabemos cumple con sus deberes fiscales acaba asumiendo personalmente la persecución de uno de sus camiones robados
En una de las mejores escenas de la película lo vemos entrando valerosamente en el oscurísimo túnel ferroviario por el que los ladrones han decidido aventurarse en su vertiginosa huida. Casi nada ve en semejante oscuridad pero poco importa a ese hombre forjado a sí mismo que casi nada teme
Por esa heroica condición, y tras volcar el camión, Abel acabará localizando al conductor sin ser reconocido entre la gente de un tren suburbial. Potente contraste el de ese tren marginal repleto de gente marginal y el empresario detective impecablemente vestido. La imagen de la oscura realidad de muchos y la luminosa de unos pocos en la sociedad del culto al éxito material
Lo alcanzará con la fuerza de quien se siente perseguido y descargará en ese pobre hombre pobre toda la rabia acumulada pero de forma medida, él no quiere hacer daño, él no es vengativo, él busca resarcirse de tanta injusticia. Y gracias a su ponderado actuar sabrá quién ha comprado su combustible
Así que el Abel ex-conductor de camiones, empresario de camiones y policía por necesidad se encara al señalado y consigue que este le resarza en necesario dinero líquido
Necesario sí, porque esos numerosos robos y esa inspección han amedrantado a sus banqueros y la riesgosa operación de compra está pendiente de un hilo. Chandor nos retrata también la oscuridad de esos pobres hombres ricos a quienes poco importa la persona conocida de impecable trayectoria en apuros, ellos sólo “apuestan” sobre seguro
Y, como suele suceder en toda historia heroica, in extremis Abel y Anna podrán adquirir ese almacén potencialmente ganador. Será así por la exitosa gestión policial del empresario, por su capacidad de rebajar su ego para solicitar ayuda a otros prestamistas y finalmente también por su aceptar la ayuda oscura de su socia quien a escondidas de él y de la administración estatal había creado un fondo de emergencias. Así que Abel por necesidad acaba abrazando algo del modus gánster oscuro que siempre rechazó
Pesadilla
La película concluye con una impactante escena en el almacén rivereño. Allí la pareja Morales disfruta de ese lugar conquistado observando el luminoso skyline neoyorquino de la otra riba, la imagen del éxito material máximo al que ambos aspiran, al que especialmente aspira el Abel del salto a otra vida mejor
Pero abruptamente aparece Julián pistola en mano, Julián un camionero amigo al que busca la policía por haberse defendido a tiros de sus asaltadores, Julián el amigo que desobedeció a su patrón y trabajó armado, Julián el amigo que con su acción puso en peligro a las personas que estaban cerca del camión asaltado y al mismo Abel quien de entrada fue señalado como violento inductor
En Julián anida el contrapunto a Abel, un conductor del montón marginal frente a un ex-conductor que ha logrado salir de ese montón. Hablan los dos, Abel con esa templanza que lo caracteriza buscando evitar la tragedia -propia o "ajena"- ante un compañero acorralado que se cree un fracasado
Y podrá más esa enraizada creencia que las buenas y sinceras palabras de Abel. Así que el matrimonio del “éxito” presenciará el suicidio del individuo del “fracaso”
Un final que nos deja helados y que armoniza con la gélida visión de esta historia que retrata la oscuridad del “sueño americano”, un sueño que más que sueño sabemos es pesadilla, pesadilla para una mayoría víctima de las trampas de esa quimera casi inalcanzable y de alguna manera pesadilla para unos pocos dentro de los pocos que logran saltar a la otra riba y pese a todo mantienen su integridad moral. Así es Abel y así se espera que siga siendo si finalmente no se abisma y llega a conseguir sus ambiciosos objetivos empresariales...
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