Usted se encuentra aquí: Manual práctico de filosofía clásica

 



¿Por qué son tan importantes esos griegos apolillados? ¿Por qué debemos hacerles caso en el siglo XXI?...

Allá en la lejana Grecia, la filosofía ayudó a vertebrar el concepto de democracia y ciudadanía… La filosofía se respiraba, se devoraba. Pero, sobre todo, la filosofía ayudaba a encontrar consuelo en un mundo hostil e incomprensible

Fabián C. Barrio

 

Publicado en 2024 Usted se encuentra aquí es un peculiar manual de filosofía clásica escrito por un hombre tan o más peculiar que su versátil obra. En efecto, Fabián C. Barrio es un personaje –en el buen sentido de la palabra- multidisciplinar forjado a sí mismo que para nada es un filósofo y que sin embargo consigue transmitir claramente la esencia de distintos pensamientos filosóficos que se remontan a la Grecia clásica. Y lo hace de forma muy amena y práctica buscando ayudarnos mediante ese saber milenario a afrontar el día a día de este convulso tiempo que vivimos y que en el fondo –como el autor nos recuerda- no dista tanto de otras inciertas épocas pasadas

Su punto maestro está en que sabe mucho por experiencia propia (entre otras enriquecedoras vivencias destaca su reveladora vuelta al mundo en moto) y tiene una gran capacidad comunicativa. Es fácil comprobarlo si nos adentramos en las numerosas publicaciones de su canal YouTube (https://www.youtube.com/@fabiancbarrio/videos) en las que descubrimos a una especie de juglar moderno capaz de hacernos reír de casi todo y a la vez reflexionar a propósito de una gran gama de temas de profundo calado. Allí lo vemos recitando poesía, analizando textos clásicos, interpretando monólogos teatrales, disertando sobre la actualidad política y social o profundizando en los laberintos de la condición humana en unos vídeos muy elaborados tanto en su forma como en su fondo

Quiero destacar que en algunos aspectos Barrio tiene unos planteamientos y opiniones que no comparto pero creo que en esa diferencia de entender anida la posibilidad de cuestionarse a uno mismo, algo muy necesario en estos tiempos de polarización irreconciliable. Y en todo caso son muchas las coincidencias de fondo, quizás la más importante y necesaria la de la búsqueda de un punto medio alejado de las ciegas radicalidades vociferantes

En este sentido su revisión de tantas mentes sabias helenísticas está en profunda armonía con esa búsqueda de desanudar tantas confusiones que nos alejan de la humanidad  que somos para así descubrirnos personas capaces de convivir con nosotros mismos y en comunidad

 

Actitud materna

Barrio dedica el libro a su madre, mujer que nos irá descubriendo como su gran referente. Y es que más allá del autodidacta aventurero inconformista que se descubre descubriendo, Barrio tiene un punto poético heredado o mamado de una humilde mujer gallega que le dio a luz hace cinco décadas

La madre es la balsámica referencia poética zen que históricamente lo ha equilibrado y que poco a poco él va desarrollando en sí mismo. A menudo nos habla de ella con ejemplos de su saber estar siempre en armonía pese a tanto. Así ocurrió durante la pandemia que la obligó a quedarse sola en casa, ella que tanto disfruta paseando por la naturaleza se vio encerrada con la única visión de un patio con un árbol escuálido; y sin embargo en cada conversación telefónica con su hijo le hablaba entusiasmada de los pequeños sucesos de esa pequeña naturaleza (un pájaro que lo visitó, una hoja que cayó, la incidencia de la luz solar…). Esa mujer maestra en el arte de saber vivir -cual Anne Frank- siempre encuentra la belleza en medio de la adversidad o la desarmonía

 

Belleza

En este sentido es especialmente alentador el capítulo titulado No olvidemos rendirnos ante la belleza. Un capítulo situado quizás no casualmente en el centro del manual y dentro de su tercera parte dedicada al epicureísmo. En un luminoso alegato Barrio nos ilustra:

“Como se encargó de recordarnos Epicuro, la belleza está en todas partes esperando ser descubierta. Está en la naturaleza, en los pequeños detalles, en las sonrisas y gestos de amor, en la creatividad y el arte… Para encontrar la belleza, debemos aprender a mirar con ojos nuevos y corazón abierto… La búsqueda de la belleza nos conecta con algo más grande que nosotros mismos, con algo trascendente y misterioso… Debemos ser capaces de encontrarla incluso en medio de la adversidad y la oscuridad, porque es en esos momentos cuando más la necesitamos”

Bella defensa de la belleza sustentada en siglos de sabiduría humana

 

Más que palabras

Si grande y profundamente resonante con el alma es la palabra belleza, también lo son las griegas ataraxia, kairós, eudaimonía, epoché, apatheia, mesostés, autarquía o areté que Barrio nos va presentando capítulo a capítulo. Nos las presenta con gran pedagogía consiguiendo que nos familiaricemos con su significado que descubrimos plenamente actual

En efecto, esas palabras de rica etimología condensan un saber que está más allá del tiempo, un saber que es alimento del alma humana vistan las personas túnicas y sandalias o bien sudaderas y bambas

Así es por ejemplo con ataraxia, que el autor describe de este modo: “una palabra que significa ausencia de turbación. Se ha utilizado para describir tanto la fortaleza del alma frente a la adversidad como la calma y la serenidad que resultan de la disminución de la intensidad de nuestras pasiones y deseos” para concluir que “de cierta manera, este libro es una guía para alcanzar la ataraxia de una puñetera vez”

Y aprovecho ese “puñetera” para dejar constancia del premeditado uso de ciertas palabras que algunos pueden considerar malsonantes y que Barrio coloca de vez en cuando en sus frases  –entiendo- como modo de expresar su yo irreverente. Y según confiesa él mismo como homenaje a la escuela cínica

Así de alguna manera esas también son más que palabras, para mí además evocan la  reivindicación popular del acceso a un saber –el filosófico, pero no solo este- que en demasiadas ocasiones se ha querido restringir convenientemente a las clases privilegiadas

 

Escuelas para todos

En este sentido se nos introduce en sabia sencillez a las distintas formas de entender helenísticas clásicas: el epicureísmo, el cinismo, el estoicismo y el escepticismo. Para cada escuela Barrio dedica distintos capítulos en los que nos sintetiza sus principios fundamentales a la vez que nos ilustra con anécdotas y ejemplos de todos los tiempos e incluso vivencias personales

Personalmente resueno especialmente con la escuela de Epicuro y su evocador jardín que el autor describe en el capítulo titulado En un jardín a las afueras de Atenas:

“Este Jardín es el escenario de una rebelión tranquila contra la tradición… Los bancos están llenos de almas que aprendieron a darse cuenta de que sus deseos más grandes pueden satisfacerse con las cosas más pequeñas. Aquí, los banquetes de filosofía se sirven con platos de gratitud y copas de amistad. No se permiten las discusiones altisonantes, sólo el diálogo tranquilo y el intercambio de ideas que buscan aliviar el sufrimiento humano. La vida en este Jardín está lejos de ser una carrera sin sentido hacia la riqueza y la fama… Los problemas de la vida se resuelven no a través de sacrificios hercúleos, sino con un enfoque práctico y realista”

Los epicúreos pues como abanderados de la “satisfacción del corazón” con templanza evitando los excesos o el vivir con intensidad pero respetándose y respetando

 

Ojo crítico

En definitiva se nos retratan cuatro escuelas fundamentales que más allá de sus diferencias tienen en común como Barrio nos enfatiza la necesidad de la indagación y la crítica de todo, especialmente en lo que se refiere a nuestras creencias abriéndonos a la humanísima posibilidad de error. Un don este, el de reconocerse humano “errante”, imprescindible para alcanzar la ataraxia

Por ese motivo dedica uno de los últimos capítulos a la crítica constructiva que abanderaban los escépticos, una crítica que necesariamente empieza por la autocrítica; Barrio:

“El escepticismo griego nos invita a tomar distancia, a no aceptar todo al pie de la letra. En lugar de reaccionar de forma impulsiva a la información, nos enseña a analizarla, a buscar fuentes, a contrastar. En otras palabras, nos empuja a ser más reflexivos, más críticos con lo que consumimos intelectualmente

Además, este enfoque nos ayuda a desarrollar una mente más flexible y abierta. Al cuestionar, al dudar, nos abrimos a la posibilidad de que hay otras perspectivas, otras verdades. No se trata de caer en el relativismo total, en el que nada es verdadero sino de reconocer que nuestra comprensión de la realidad es limitada y puede estar sesgada…

Todo necesita ser observado con ojo crítico”

Palabras sabias que ojalá tuviéramos presentes en nuestro día a día. Necesitamos ese espíritu escéptico y en general necesitamos cultivar la filosofía si realmente queremos vivir mejor pese a tanto que nos afecta. Usted se encuentra aquí nos lo recuerda y nos ofrece herramientas prácticas para despertar e integrar esa sabiduría atemporal

 

En agradecimiento a Paula y Selma, ellas me presentaron y me ayudaron a descubrir/valorar a un autor que probablemente hubiera descartado por esas diferencias que cuestionan nuestras creencias






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