Tornar a casa: Ante el desmoronamiento del hogar
El hogar siempre eres
tú
Siempre fuiste tú
Cantado en la película
La joven Ariadna Pastor -alumna de
La Casa del Cine Barcelona y el alma de la obra- nos ofrece un excelente
“haiku” audiovisual en el que apunta muy buenas maneras en su triple faceta
artística como guionista, realizadora y actriz
El cortometraje ha sido galardonado con el premio a la mejor dirección-realización y también al mejor guion en la última edición de los Premios SGAE Nueva Autoría celebrados en Sitges coincidiendo con el 56 Festival de Cine Fantástico
El jurado se los concede “por la sutileza con la que aborda un conflicto dramático muy común en la sociedad actual; por la sensibilidad con la que sabe describir a los personajes y sus emociones sin caer en el dramatismo ni en diálogos explícitos, y por el trabajo que realiza con los objetos cotidianos, que se convierten en imágenes poéticas de gran valor cinematográfico”
Así es, en Tornar a casa hay mirada de luz…
Luz en la negra noche
Luz en la negra noche que vivencian sus protagonistas por el desmoronamiento del hogar. La simbólica iluminación solar que inunda el espacio interior y exterior retratado –muy bellas las imágenes captadas en ese baño lumínico- que es la casa en la que van a vivir ahora Maia (Ariadna Pastor) y sus dos pequeñas Alba y Nit (las hermanas Clara y Olivia Armengol, excelente la interpretación de la mayor de ellas) sin la convivencia del padre de familia
Y en esa luz solar omnipresente está reflejada la luz humana del mirar de Nit que es la protagonista principal del relato; Nit (noche en catalán) un nombre que junto al de su hermana Alba transmiten la ambivalencia del sentir de las tres mujeres y por extensión del mundo en general en el que se mueven y al que de alguna manera representan
Nit no acepta la nueva vivienda porque “hace mala olor, tenemos una casa más bonita”, así se lo dice a su madre Maia; no es la casa en sí, es la nueva situación la que no acepta, no acepta que el padre ya no forme parte del hogar, no acepta –como todo niño- la ruptura de sus progenitores
Allí Nit se siente fuera de lugar, se siente forzada como el preso en una cárcel; en este sentido es potente la imagen inicial de la niña tras la artística reja de esa casa repudiada a pesar de su belleza y calidez
La pequeña Alba no es tan consciente de lo que ocurre pero Nit sí que lo es y lo exterioriza al proclamar al negro –el negro que ha caído sobre ella, sobre ellas- como su color favorito y especialmente lo exterioriza en la constante rebeldía contra su desbordada madre que a pesar de todo la abraza en amor
Ese inmenso amor de madre que –entiendo- Pastor simboliza en la omnipresente luz de nuestra estrella solar que inunda una vivienda ajena pese a pertenecer a los bisabuelos maternos
Debo advertir que el análisis que sigue contiene inevitablemente spoilers
Mujeres entrelazadas
Todo sucede pues en una casa antigua de la familia materna, una casa que fue hogar para diversas mujeres –y hombres- de las que ellas son herencia, generaciones que las precedieron e impregnan esas paredes que ahora las albergan
Allí en esa casa fundamentalmente femenina se unen tres mujeres de dos generaciones actuales, allí una madre joven y sus dos pequeñas hijas lidian con una situación dolorosa y difícil. Allí a pesar de tanto estrechan lazos
En la a mi entender mejor escena de la película las vemos juntas en el patio exterior. Maia es ayudada por sus hijas en el cuidado y lavado de su larga cabellera trenzada en un bello compartir que es todo un ritual
Un ritual de feminidad ancestral, de feminidad originaria; un ritual liberador y a la vez unificador, un ritual de identidad y hermandad en el que las trenzas simbolizan el destino que las entreteje a ellas tres y a todas las que les precedieron –y les seguirán-
En esa libertad que “huele” a flores eternas, en esa belleza de luz y agua primordiales, surgen las sonrisas cómplices que logran que Nit mute a risa vital
En proceso
Algo empieza a cambiar en Nit, un cambio que Pastor ilustra bellísimamente en un objeto –la poética de los objetos cotidianos presente en la obra que el jurado del SGAE destaca- en blanco (el buzón postal) como símbolo del nuevo hogar, como símbolo de todo lo nuevo que está por escribir y por vivir
Pero habrá que seguir compartiendo, habrá que seguir hablando para disipar la negrura que tanto pesa. Ellas están en proceso de adaptación a la nueva situación, en proceso de reconstrucción
Y entiendo que en ese proceso no exento de vaivenes es fundamental mantener la luz de amor, de respeto, de empatía y de no agresión a una misma y a las otras (las hijas) que Maia encarna. Es necesario mantener esa luz en el nuevo hogar y por extensión proyectarla –en lo posible- hacia el hogar que construya el padre a pesar de lo que pueda haber ocurrido. Sabemos que lo más difícil en las rupturas familiares suele ser el saber diferenciar entre lo que siente-necesita el adulto y lo que sienten-necesitan los hijos, ese va a ser el mayor reto para Maia
Maia, otro nombre con carga simbólica cuya etimología nos remite a la feminidad que cuida y protege en amor. Maia, una joven madre que como tantas mujeres a pesar de tanto vivenciado y de tanto desmoronamiento sufrido es en sí misma hogar. Así nos lo recuerda Pastor a través de la música que suena en el baño ritual reparador, una canción interpretada por Andrea Mir:
Calma salvaje en tu
cuerpo
El olor de tu sueño
Y a fuera ya llueve
El hogar siempre eres
tú
Siempre fuiste tú
El hogar siempre eres tú, siempre fuiste tú. Sabias palabras que son legado de la feminidad que alumbra, de la naturaleza femenina de la que provenimos y que somos tanto las mujeres como los hombres
Tornar a casa puede verse en la plataforma Filmin
Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL
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