La última función: Ante el teatro de la vida
Le dijo que todo era tan rigurosamente lógico como la maquinaria de un reloj, y la invitó a considerar la cantidad de casualidades y sutilezas que habían tenido que combinarse y engranarse para hacerlo posible. Y todo eso lo había urdido el destino. Era un regalo que les hacía el destino. Un regalo maravilloso
Los creyentes les llamaban milagro, pero él prefería llamarles licencia poética, porque a veces la vida y el arte se confunden, juegan a disfrazarse, intercambian sus identidades y atributos
El Premio Nacional de las Letras Luis Landero acaba de publicar su última novela en la que de nuevo demuestra su grandeza como escritor y asimismo su maestría en el retrato del alma humana
En efecto, este humilde genio extremeño se nos muestra obra tras obra como un mago de las palabras que conmueve, divierte y hace que nuestras mentes y corazones “levanten el vuelo”
Es el más grande autor vivo en lengua española al entender de muchos por no decir de casi todos los que amamos la literatura, no en vano Fernando Aramburu afirmó que de él leería “hasta la lista de la compra”
En peligro de extinción
En La última función (2024) nos relata una maravillosa historia que nos acerca al mundo del teatro de la farándula, ese peculiar y vívido universo -en peligro de extinción- en el que los actores representan obras populares en total cercanía con las gentes que asisten a sus espectáculos
Y en ese relatar nos regala obras inéditas sacadas de su genial chistera que por sí solas valdrían otros libros, destacaría por su originalidad la que pone en escena a un hombre-libro que interacciona con el público y lo cuestiona:
“El libro hablaba en nombre de todos los libros. Era un lamento general. La vida de un libro no era fácil. Siempre estaban expuestos a ser arrancados a la fuerza de sus domicilios, a ser prestados o vendidos, a dormir de mala manera en cualquier parte, a que los manchen, los subrayen, los mojen con saliva al pasar las páginas, los cierren bruscamente, aplastando a veces a una pobre araña, o a que les arranquen las hojas, los desencuadernen, los dejen abiertos bocabajo, toda la noche insomnes, crujiendo las costuras, sobre todo si ha tenido la desgracia de nacer libro de consulta, o libro clásico obligado en la escuela, en las manos impías de los muchachos…”
Pero el interés principal de Landero está en retratar las funciones que tienen lugar en los pueblos olvidados, esos núcleos que languidecen y envejecen por la falta de oportunidades para sus jóvenes y no tan jóvenes. Esas poblaciones que están en peligro de extinción al igual que el arte de los comediantes ambulantes
Así, vivenciamos en deleite ambivalente el antes, el durante y el después de la representación que da título a la obra y que acontece en un agonizante pueblo imaginario de la sierra madrileña. Lo disfrutamos en voz de los ancianos parroquianos que recuerdan esa “última función”
Personajes y personas
Un disfrute que tiene como factor principal el genial retrato humano de cada uno de los personajes que Landero nos presenta, vibramos con todos ellos, desde el más insignificante a la pareja protagonista cuyas vidas se cruzan en ese lugar olvidado:
Uno es Tito, un hombre muy peculiar que nació en ese pueblo de la sierra y que como tantos pronto emigró con su familia a la capital. Ya de niño mostró grandes dotes artísticas y pese a la oposición paterna cultivó su arte como creador y actor teatral. Es Tito el que idea las obras comentadas y quien ya como adulto bregado asume la responsabilidad de llevar a cabo la magna representación de resonancias tradicionales que pretende dar impulso al pueblo y a su comarca
La otra es Paula, una joven insatisfecha con su rutinaria vida y que una noche toma un tren equivocado que le transporta a ese pueblo perdido. Ella llevaba tiempo esperando una oportunidad para dar un cambio radical a su vida y la encuentra en ese “error” porque los aldeanos la reciben con entusiasmo al confundirla con la actriz profesional que Tito busca contratar como protagonista de la esperanzadora función
Son bellas las palabras del veterano comediante a su joven promesa que relatan los ancianos del lugar rememorando esos tiempos:
“Le dijo que todo era tan rigurosamente
lógico como la maquinaria de un reloj, y la invitó a considerar la cantidad de
casualidades y sutilezas que habían tenido que combinarse y engranarse para
hacerlo posible. Y todo eso lo había urdido el destino. Era un regalo que les
hacía el destino. Un regalo maravilloso
Los creyentes les llamaban milagro, pero él prefería llamarles licencia poética, porque a veces la vida y el arte se confunden, juegan a disfrazarse, intercambian sus identidades y atributos”
Palabras que nos invitan a reflexionar
sobre el papel de lo imprevisto en nuestras vistas. Y hasta que punto nos han
sucedido casualidades y sutilezas significativas, y lo que entiendo cómo más
importante: si las hemos entendido y atendido
Y es que Landero hace un retrato a modo arquetípico psicológico y anímico de sus personajes -y de los retos a los que han de enfrentarse- con los que uno fácilmente puede sentirse identificado
En efecto, entre sonrisas -como es propio del buen autor de la farándula o del juglar que sabe de lo que habla- el maestro nos adentra en nuestras ambivalencias humanas invitándonos a abandonar los personajes que a menudo adoptamos para atrevernos ni que sea a probar de ser la persona que clama a gritos en nuestro interior
Porque Landero sabe y entiende de las profundidades humanas, y en cada nueva ficción quiere mejorar su arte para ayudarnos en “el arte” o “el juego” de vivir en este a menudo desconcertante mundo nuestro. Lo dejó claro en su El huerto de Emerson al plegar “al señor de la gramática y la invención”:
“No
te olvides de hacerme compasivo y misericordioso para poder abandonar así el
territorio sombrío de lo individual y ocuparme del mundo, de la gente, de los
personajes y ver y comprobar que cada cual tiene sus razones”
Una
bella plegaria que es toda una declaración de intenciones y que refleja la
grandeza de corazón de este gran escritor que crece y crece en cada nueva obra
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