Tótem: Una niña ante la enfermedad del padre

 



A veces hay “cosas” que quieres mucho que no vas a poder ver, pero están contigo de todas formas (el padre a su pequeña)


Lila Avilés nos sumerge en una conmovedora historia que tiene como protagonistas a un joven padre enfermo terminal (Mateo García) y a su única hija de siete años Sol (Naima Sentíes en brillante naturalidad)

 

La acción de Tótem (2023) transcurre en la vivienda familiar de Tonatiuh (así se llama él), un nombre náhuatl cuyo significado es “el sol calienta” y que se asocia a la divinidad solar de la mitología mexicana

 

El astro rey, que nombra a hija y padre, reina también en esa acogedora casa llena de luz natural donde él vivió su infancia y en la que ahora descansa y es atendido por sus hermanas y una cuidadora. Allí pasa Tonatiuh sus últimos días en la voluntad de proteger a Sol quien sigue con su vida “normal” junto a su madre

 

Debo advertir que el análisis que sigue contiene espoilers




Desear

Avilés nos muestra a una Sol feliz en complicidad con su madre, está ella especialmente contenta porque ambas van a ver al padre por la fiesta de su cumpleaños; una celebración que Tonatiuh y los adultos saben será la última

 

Las vemos en el coche repleto de globos rumbo al reencuentro, Sol pide un deseo cómo siempre hace al entrar en un túnel; un deseo que pronuncia desde el corazón: que su padre no muera

 

Un deseo que también comparten los afligidos adultos que lo aman. Por ese deseo una de sus hermanas contrata a una supuesta “sanadora” de casas que asegura haber limpiado las malas energías del lugar y por ese deseo el hermano dirige una rueda de energía para ayudar a Tonatiuh

 

Y es que en la casa se respira la ambivalencia de sentimientos por un hombre muy querido al que se quiere apoyar y homenajear versus el desgarrador dolor por su inevitable pérdida


 


Observar

Esa ambivalencia humana adulta -que está excelentemente retratada por Avilés- la observa Sol en silencio profundo y en preguntas conscientes, un observar inocente de mirada potente que sin duda es el mejor valor de la película

 

Nada más llegar, Sol quiere ver a su padre pero los adultos retrasan ese momento que es acuciante necesidad para ella, lo retrasan conscientes de que Tonatiuh está agotado y necesita tiempo para reponerse

 

Así que vemos a Sol entretenida con una de sus aficiones favoritas: observar animales pequeños como una rana e insectos que habitan en las numerosas plantas interiores y del agradable jardín de la casa. En esos seres vivos pequeños quizás la imagen simbólica de su sentirse pequeña frente al “muro” adulto que le dificulta acceder a su amado padre…

 

En todo caso, Sol escucha y observa con respetuoso silencio todo lo que ocurre en ese mundo adulto familiar consternado -e incluso a momentos caótico- tenga o no tenga que ver con la enfermedad del padre

 

Y asimismo la vemos hablando con sus mayores, especialmente con sus tías a menudo en el baño y en la cocina mostrándose en todo momento como una niña sensible e inteligente que se interesa por saber por ejemplo cómo y de qué murió su abuela paterna

 

Pero su prioridad es Tonatiuh, por eso se muestra desganada en contraste a sus animados primos que disfrutan de la fiesta en total inconsciencia. Y toma la iniciativa de ir a la habitación del padre para verlo

 



Saber

Es bello su abrazo y su amorosa conversación simbólica, el padre -que es un reconocido pintor- le regala a su pequeña un cuadro en el que figuran todos sus animales favoritos y le comenta que se lo pintó para que los vea siempre que quiera porque “a veces hay cosas que quieres mucho que no vas a poder ver, pero están contigo de todas formas” y en ese “cosas” Sol puede entender que estará pronto Tonatiuh

 

Una “Sol pequeña estrella luminosa” que pese al deseo expresado en el túnel es consciente de que su padre “gran Sol luminoso” se está extinguiendo irremediablemente. En ese saber, nos la mostraron bajo una mesa de la casa buscando en Google cuándo se va a acabar el mundo…

 

Y en ese saber la vemos junto a su padre preparada para soplar las velas de cumpleaños en la impresionante escena final que prefiero no desvelar. Sólo diré que me recuerda de alguna manera a la de Win Wenders en su última joya cinematográfica Perfect Days aunque en este caso esta joya mejicana brilla en tenue luz nocturna y conmovedora reverberación interior







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