Pandora y el holandés errante: Del amor y la mitología

 



El amor se mide según lo que uno está dispuesto a abandonar por él (Citado en la película)


Albert Lewin nos ofrece un lúcido relato entorno al amor y la condición humana en el que distintas leyendas y mitos convergen cobrando inusual nueva vida

Una historia con aires mediterráneos y que se rodó casi íntegramente en la bella Tossa de Mar, población entonces pesquera que siete décadas después mantiene su encanto a pesar del crecimiento que ha experimentado por el turismo que acude a la popular Costa Brava catalana en la que se ubica

El mediterráneo, el mar que ha acunado a lo largo de los tiempos a tantas culturas que conforman las raíces de nuestra civilización. Un mar luminoso pero también de oscuras profundidades que es como un gran lago que invita al descanso e inspira el arte

En Pandora y el holandés errante (1951), Tossa es rebautizada como Esperanza, haciendo alusión a ambos mitos (al cabo africano de Buena Esperanza de la leyenda del holandés errante y al contenido último de la profanada caja de Pandora) y resaltando asimismo que al lugar llegan gentes que parecen buscar allí un cambio favorable en sus vidas

El reparto lo encabezan dos grandes del Hollywood clásico: la mítica Ava Gardner como la diva Pandora y James Mason quien es Henrick el holandés errante, ambos brillantes en sus interpretaciones



Una mujer y muchos hombres

Uno de esos forasteros que ha llegado a Esperanza buscando aires propicios es quien se convierte en el narrador de esta historia arquetípica: Geoffrey es arqueólogo y se ha instalado en una confortable residencia para rescatar del fondo marino esculturas y objetos de culturas desaparecidas. Un erudito al que le interesan especialmente los relatos y mitos de tiempos antiguos

Entre ellos la leyenda del holandés errante, que versa sobre un capitán de barco condenado por Dios a navegar eternamente sin rumbo y sin tocar tierra hasta el día del juicio final. Y se dice que él prometió no volver nunca atrás hasta cruzar el cabo de Buena Esperanza. De las muchas versiones que existen sobre el relato algunas hablan de que al capitán se le permitía desembarcar para tratar de hallar a una mujer con la que compartir su maldición. Una mujer que le amara tanto como para morir por y con él liberándole así de su cruel inmortalidad

Una leyenda que está a punto de revivirse allí mismo por la llegada de un misterioso velero tripulado por un enigmático holandés que como Geoffrey es hombre de cultura y gusto artístico

La primera que acude a conocer al marinero es la bella Pandora, otra forastera que ha encontrado en Esperanza un buen lugar para vivir. Ella es pianista y cantante, y tiene un gran magnetismo –la Gardner llena la pantalla con su presencia- que atrae a todo tipo de hombres. Entre ellos Geoffrey, Stephen un piloto de automóviles de carrera y Montalvo un afamado torero

Muchos hombres enamorados de una misma mujer que no ama a ninguno y que juega con ellos como forma de sentirse poderosa. Unos se sienten fuertes en su erudición, otros en su valor ante el riesgo físico y ella en su poder para manejarlos a todos

Se siente ella poderosa pero como se sabe el “poder” que se sustenta en el sometimiento ajeno también somete al que lo ejerce y para nada le aporta felicidad; Pandora así lo vivencia y en consecuencia para ella la vida no tiene valor: “Al fin y al cabo la vida no es importante” dice en frialdad a todos los que la critican por el suicidio de otro enamorado no correspondido

Pandora, un nombre que alude a otro mito que también será revivido en esta historia arquetípica. En la mitología griega Pandora es la primera mujer hecha por Hefeso (dios de la forja y el fuego) por orden del gran Zeus después de que Prometeo (titán amigo de los mortales) otorgara -contra su voluntad suprema- el don del fuego a la humanidad. A Pandora se le responsabiliza –cual Eva- de las desgracias que asolan a la humanidad por abrir la caja que contenía todos los males perdiendo así los humanos su condición benéfica original

Debo advertir que el análisis que sigue contiene inevitablemente spoilers



El mito encarnado

Se nos muestra como Pandora se lanza a nado en plena noche para alcanzar el misterioso velero que fondea en la bahía. Y con valor accede a él encontrando al holandés muy concentrado pintando un cuadro, Pandora se acerca a ver el cuadro y queda impactada. Se trata del retrato de una mujer muy parecida a ella en la antigua Grecia que sostiene una caja cual su homónima mitológica

La diva busca una explicación a esa coincidencia, y añade un sentido “No se parece en nada a mí, pero así es como me gustaría ser” preguntándole al pintor porqué ella no es así .“Quizás porque no está satisfecha o porque no ha encontrado lo que quiere o bien porque no sabe lo que quiere; puede que esté descontenta y eso se apacigua con furia y destrucción” responde con tino Henrick

Ese último comentario la estimula y le pregunta si le gustaría que destruyera ese cuadro, él sin perder la calma “si eso le ayuda a apaciguar su alma” y Pandora que emborrona su rostro con la rabia que encarna aunque al ver que el holandés no se inmuta, la diva cae de su falso pedestal avergonzada confesando que siente algo nuevo

Y él que gentilmente la libera de culpa asegurando que su acción es creadora mientras retoca el cuadro. Y le comenta –entiendo que sabiamente- que “Lo inesperado y lo sorprendente son indispensables” mientras le habla del paralelismo entre la Pandora griega y la Eva bíblica

Y añade que esa mujer mítica “maldita” (dígase Pandora o Eva) “debería ser el genérico y original huevo del que imaginamos que desciende la raza humana” restituyéndole a la mujer su valor fundamental. Y le muestra cómo ha sustituido el rostro del cuadro por el simbólico huevo primigenio

Ese huevo semi-transparente y blanquinoso como crisálida de una mutación humana necesaria. Y en las manos de la mujer rebelde ante las limitaciones impuestas, vemos la famosa caja que aquí es un cofre con una pintura de una edificación en la que se alternan columnas y portales en arco como imagen de la dualidad del mundo

Hablan sobre ella y el mito homónimo, y el holandés dice que la diva es “la diosa secreta que todos los hombres desean”

Pandora no es consciente de que encarna el mito, pero Frederick sí y asimismo del propio por lo que no puede creer semejante coincidencia o aparición en su cruel vida eterna. En todo caso se nos muestra como ambos se sienten atraídos, y cómo en ambos despierta el amor verdadero compartido más allá del tiempo presente



La medida del amor

Pandora despertando al amor, ella que nunca sintió amor y que lo basaba todo al sentirse amada. De hecho acude al velero estando comprometida con Stephen pese a no amarlo porque él le demuestra su amor al desprenderse por ella de su más preciado bien material. La diva lo pone a prueba –cómo le gusta jugar y provocar- y él no duda en lanzar su bólido –bautizado precisamente Pandora- por un acantilado

“El amor se mide según lo que uno está dispuesto a abandonar” sentencia admirado Geoffrey al saberlo y esa afirmación valdrá también –y en mayor medida- para el amor con mayúsculas que aflora en esa mujer frustrada

Porque hasta ese encuentro con el enigmático marinero, para la diva los hombres eran juguetes a los que podía manejar sin rubor. Nunca antes se sintió avergonzada por su comportamiento y nunca antes se sintió reconocida por su verdadera grandeza más allá de esa apariencia fatal

Por ella se suicidó un hombre perdido, por ella Stephen se desprende de su coche de carreras y por ella asesina o mejor dicho cree que asesina el torero Montalvo

En ese hombre celoso anida el tercer mito evocado en la obra, el famoso mito de Teseo y el Minotauro. Montalvo se siente fuerte en el laberinto de la vida por su valor para enfrentarse al animal bravo que encarna el toro de lidia. Sin embargo ese domador de animales exteriores está en manos de su desvocado animal interno

Así, al darse cuenta –Montalvo como Pandora es puro instinto- de que su verdadero rival no es Stephen sino el marinero Frederick, el torero decide dar muerte al inmortal. Y lo apuñala repetidas veces hasta creerlo muerto. Al día siguiente al verlo tan campante entre el público que asiste a la plaza de toros , Montalvo pierde la concentración y es embestido fatalmente por el inocente animal a quien ha hecho enrabiar y pretendía matar

Todo –entiendo- como metáfora del propio animal inocente que nunca supo abrazar en sí mismo. Y es sabido que el “minotauro” no abrazado (no comprendido) suele acabar devorándote

Y se nos muestra también cómo ese apuñalamiento fallido evoca en el holandés el origen de su amarga historia. Porque él apuñaló a su amadísima mujer también por celos, celos –ahora lo sabe y lo comprende- totalmente infundados. Ella era una mujer todo corazón que se entregaba fácilmente a amigos y conocidos, pero sólo él era su gran amor de alma y carne

Y ahora al inmortal errante se le ha aparecido la que parece ser la reencarnación de aquella mujer amada

En una de las mejores escenas de la película, los vemos juntos una noche en la playa, él apesadumbrado por su ambivalente sentir (no quiere arrastrarla a la muerte) mirando al mar y dándole la espalda a ella. Frederick comenta “aquí estamos nosotros, inmersos en la oscuridad, asustados ante alarmas confusas de luchas y duelos” y Pandora que conoce ese viejo poema marinero le pregunta al holandés si ama el mar, él se gira –¡qué bellos son siempre los giros de amor reconocido!- y se besan apasionadamente

Pandora asegura que siente como si lo amara desde siempre, en otras vidas que no recuerda. Y afirma que desde que llegó no es tan cruel y odiosa, reconoce que dañaba a la gente y añade que sabe ahora de dónde le venía la destructividad, “es una falta de amor, así de sencillo” Y le declara su amor a ese hombre callado que tanto sabe

Pero Frederick precisamente porque sabe y por el inmenso amor que siente también por ella, la aleja con indeseada frialdad con la comentada intención de evitar que muera por él

Un océano entre ambos hasta que -en la víspera de su boda con Stephen- Pandora logra que Geoffrey –el único que sabe la verdad sobre el holandés- se lo explique todo y le entregue el manuscrito de la leyenda que tradujo con la ayuda de su autor inmortal



Más allá del espacio-tiempo

Y ella que de nuevo se va a nado hacia el velero del amado con las velas desplegadas esperando viento para partir. Se repite la escena de ese reencuentro primero orquestado por los hilos misteriosos del destino, ella empapada cubierta por una toalla y él junto al cuadro, esta vez con un evocador libro de poemas

Hablan, Pandora que ve generosa complicidad en ese viento que no quiere soplar y él que le confiesa su temor a que no se atreviera a regresar. Y se nos muestra el cuadro en el que vuelve a estar su cara

Aclarado todo, Pandora se reafirma en su disposición a morir por él y añade que “parece que el tiempo no existe, como si estuviéramos encantados”

En esa atemporalidad de amor, Friererick da luz a su sentir compartido “Porque ayer y todo el pasado fue imperfecto, irreal pero nuestro amor es real y está más allá del tiempo”

Y tras la comprensión se nos muestra un simbólico reloj de arena ladeado con el cristal resquebrajándose como imagen de la repentina tormenta que acaba con sus vidas en este extraño mundo en el que transitamos que denominamos realidad

Ahí queda para la reflexión esta historia de mitos encarnados en la que se subraya el papel del destino en nuestras vidas. La mano -o manos- misteriosa que teje, enreda y desenreda los hilos del destino. Mano o manos divinas para algunos y para los no creyentes el gran misterio de este mundo por el que transitamos que está fuera del alcance de nuestra comprensión

De eso habla un poema del libro Rubaiyat que es el que Friederick lleva en sus manos al recibir a Pandora y que encontrarán después junto a sus cuerpos ahogados unos pescadores de Esperanza. Rubaiyat es una recopilación de poemas del gran poeta persa Omar Jayam que versionó libremente el también poeta Edward Fitzgerald. El poema dice así:


Pero el dedo implacable

sigue y sigue escribiendo

seducirlo no podrás

con tu piedad o ingenio

para lo escrito tachar

ni con tus lágrimas borrar

ni una coma ni un acento


Ese es el sentir del poeta. Nada dice del amor verdadero y su efecto en el destino individual y colectivo. En la película, el amor verdadero de dos almas atormentadas ha apiadado al “dedo implacable” que los ha liberado de sus respectivas cargas

Todo ha ocurrido por y gracias al amor. Agustín de Hipona decía- sublimando la cita que nuestro narrador Geoffrey invoca repetidamente- que “La medida del amor es amar sin medida”. Así se han amado ellos a pesar de sus inevitables errores humanos

Por ese amor que se antoja eterno se han unido definitivamente en la muerte de este mundo en un momento determinado. Y cada uno de los espectadores sacará sus conclusiones de si eso significa un punto y final o no. Y en consecuencia si el dedo –o los dedos- es implacable, retador o quizás “juguetón”


Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL




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