Días mejores: Afrontando la muerte del ser querido
¿Quién no presta oídos a una campana
cuando por algún hecho tañe?
¿Quién
puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún
hombre es una isla entera por sí mismo
Cada hombre
es una pieza del continente, una parte del todo
Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro
unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las
campanas; doblan por ti
John Donne
Cristóbal Garrido y Adolfo Valor son los creadores de la excelente serie española Días mejores (2022-2023) que nos ofrece en sus dos temporadas un retrato honesto entorno a unas personas que comparten su sentir ante la muerte de un ser querido
La muerte de la persona amada y el proceso de duelo por su pérdida de aquellos a quienes deja un vacío, un tema este poco tratado en obras audiovisuales destinadas al gran público y menos aún en series televisivas. Y entiendo que sólo por ese motivo merece respeto y atención
Y al verla esa apreciación positiva se reafirma, porque Días mejores sin caer en excesivos sentimentalismos ni dramatismos nos transmite brillantemente los sentires de esas distintas personas en proceso de duelo
El guion es la base de su logrado equilibrio, pero también el buen trabajo actoral de esos seres “tocados” por la muerte. Destacar a la siempre brillante Blanca Portillo quien es la doctora Laforet, la psicóloga coordinadora del grupo de duelo y así mismo al excelente Francesc Orella -inolvidable protagonista de la exitosa serie catalana Merlí- que encarna a Luis, uno de los cuatro pacientes a su cargo
Los otros integrantes del grupo son Alba Planas (Graci), Marta Hazas (Sara) y Erick Elias (Pardo). De entre los personajes secundarios sobresale Josean Bengoetxea encarnando a Santiago, el esposo de Laforet quien también es psicólogo
Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers
En proceso de duelo
Cinco personas que se encuentran para ayudarse en su proceso de aceptación de la pérdida del ser querido. Cinco sí, porque también sabremos que la doctora Laforet está “tocada” por la muerte que en su caso es la de su único hijo
Así que para ella, conducir el grupo es también de alguna manera conducirse a sí misma. La relación con su esposo Santiago está en crisis por sus formas radicalmente distintas de afrontar la vida tras la peor de las pérdidas
Mientras el hombre busca salida en el perdón a quien involuntariamente pero irresponsablemente causó la muerte del hijo, Laforet está enrocada en la rabia a un joven que tras cumplir condena sigue destrozado por haber atropellado a su hijo conduciendo bajo los efectos del alcohol
El drama personal de la doctora no impide que ayude con sabiduría a los dramas de cada uno de sus pacientes cuyas historias si bien distintas tienen en común el dolor y la impotencia ante los vacíos de la muerte:
La jovencísima Graci ha visto morir de cáncer a su chico, ha estado a su lado con entrega de corazón y quiere cumplir con su promesa de tener un hijo suyo mediante inseminación artificial. Es potente su historia de acompañamiento a la muerte y lo será quizás más su historia tras esa pérdida que la enfrentará a su familia, a sus amigas y a sí misma
Sara es una doctora que en impotencia ha visto morir repentinamente a su esposo por infarto. Finge estar mejor de lo que en realidad está y finalmente se da cuenta de que siente un gran vacío, de que no es el hijo sino ella la que más necesita dormir acompañada cada noche de sus vidas en común sin el esposo y padre
Luis es un empresario de éxito cuya mujer se ha suicidado, tiene tres hijas con las que le cuesta relacionarse; especialmente conflictiva es su relación con la mayor quien desafiante le responsabiliza de la muerte de su madre. En parte quizás es así pero descubriremos que la realidad tiene muchos más matices…
Pardo es un músico bohemio que en su priorizar el oficio abandonó a su mujer dejándola al cuidado de sus dos hijos. Ahora que ella ha muerto, regresa al hogar y más que doler su pérdida –hubo amor, pero perduró más en ella que en él- tiene que lidiar con una tarea "heredada" que le es ajena: ser padre de sus hijos adolescentes quienes además lo rechazan por su histórico abandono
Todas estas vidas se entrecruzan en las sesiones grupales donde cada uno progresivamente se desnuda anímicamente. Y en ese desnudo integral –que no se da fuera de la acogedora sala de la doctora- se establecen fuertes vínculos y se entrelazan presentes que apuntan a futuros compartidos
Pedagogía humanista
Futuros que se prevén mejores, los días mejores que evoca el título de una obra realista con voluntad optimista que es pedagogía humanista
Porque más allá del dolor profundo y los inevitables errores humanos que sus personajes reflejan, la serie nos muestra que tras la muerte del ser querido es posible seguir adelante e incluso mejorar la forma de relacionarse con uno mismo y con los demás
Y es que en ese desnudo anímico grupal surge o resurge (más allá de las protectoras máscaras y corazas) lo mejor de cada persona, el corazón sensible que son los cinco y que quiere abrazar en dolor y en alegría aceptándose y aceptando al otro
El foco pues en la luz del amor, en el poder transformador y regenerador del amor que abraza lo que hay y ayuda a avanzar en la vida desde la aceptación real. En efecto, gracias al compartir de corazón que la serie muestra -en el personaje de la doctora y también en los de sus pacientes- paulatinamente van sintiéndose vivos tras una experiencia tan dura como la muerte del ser querido
En proceso de vida
Lo que no implica que todo esté “solucionado” ni que la vida no les depare más pruebas. De hecho, el salir del duelo profundo los devuelve a la vida, a la vida y sus ambivalentes circunstancias…
En la segunda temporada de la serie -que a mi entender es la mejor- se nos presentan esos cinco ya amigos ante nuevos hechos vitales que les hacen entrar en nuevas crisis:
Sara se siente desbordada porque ha perdido a su madre víctima del devastador virus covid-19 y no sabe cómo afrontar el alejamiento de su hijo preadolescente a quien ella quiso proteger ocultándole esa nueva muerte familiar. Ni tampoco sabe cómo llevar a cabo la última voluntad de su madre: hacer las paces con su única hermana a quien no ve desde hace mucho
Graci siente la necesidad de querer hacer una vida más independiente y duele dejar con otros a su bebé, un sentir ambivalente que le hará entrar en crisis cuando aparezca en su vida la madre de su chico quien actúa como espejo de su contradicción
Pardo encuentra una pareja que le hará reflexionar seriamente sobre sus prioridades vitales y sobre su implicación en las relaciones amorosas
Y a Luis le diagnostican un cáncer terminal que le llevará a una profunda transformación en su vida, especialmente en lo que se refiere a la relación con sus hijas
Por su parte, la doctora habrá de afrontar que su esposo necesita alejarse un tiempo para poder quizás recomenzar su relación personal y profesional
Así que, pese a la eficacia de la terapia grupal en lo referente al salir de los pozos profundos del duelo, la vida sigue poniendo a prueba a sus cinco integrantes porque -entiendo- están -estamos todos- en permanente proceso de autoconocimiento y de aprendizaje
El “punto” de Vidas mejores está en el aceptar esa realidad, valorar los avances por pequeños que nos parezcan y agradecer las ayudas de corazón
Por todo lo expuesto, mi recomendación a visionar esta valiente obra audiovisual que es necesaria pedagogía del duelo y de la vida
Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL
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