Vive como quieras: El valor de ser uno mismo
Es preciso escoger entre vivir la propia vida plenamente o arrastrar una de esas existencias falsas y degradantes que nuestro mundo pide (Oscar Wilde)
Las personas que viven dando y dándose a los demás, viven y hacen vivir. Cuánto más damos, más recibimos. Cuanto menos repartimos, más pobres nos volvemos (Roger Padrón Luján)
Este entrañable clásico dirigido por
Frank Capra en 1938 retrata la difícil convivencia entre dos familias de
condiciones opuestas cuyos jóvenes son pareja. Una comedia agradable que aboga
por el valor de ser uno mismo a la vez que con lúcida ironía critica al
sacrosanto poder del dinero
El reparto lo encabezan el mítico James Steward que encarna a Toni el heredero del magnate Kirby interpretado por el siempre excelente Edward Arnold, Jean Arthur como Alice la secretaria y novia de Toni y el extraordinario Lionel Barrymore dando vida al comprometido Martin Vanderhof que es el abuelo de Alice
La película se rodó en una época en la que desafortunadamente aún eran aceptadas algunas desigualdades que hoy en día rechazamos. Por mucho que el excelente guion -una adaptación del libro de George S. Kaufman y Moss Hart que firma Robert Riskin- fuera renovador en algunos aspectos, en otros como es el caso de las discriminaciones de sexo o de color de piel no lo fue. Hay que recordar que en ese entonces el solo hecho de bailar en un parque público por la noche era motivo de atención para la policía tal y como se refleja en la escena de la pareja protagonista en compañía de niños; esa escena como visualización del grado de represión reinante y en ese darnos cuenta llegar a valorar la audacia del film
A pesar de los años transcurridos su mensaje sigue siendo actual, eran tiempos de recesión tras el crac del 29 y de inquietud previa a la segunda gran guerra; tiempos difíciles entonces como ahora estando como estamos sumidos en una profunda crisis que afecta a la gran mayoría de la población mundial y hace temblar los cimientos del sistema capitalista
Y como sin querer la cosa Capra consigue “colar” un alegato más cercano al socialismo o incluso al comunismo que al glorificado capitalismo americano. Nos muestra la importancia de ser uno mismo frente a la tristemente común claudicación al poder del dinero. Lo hace desde el humanismo cristiano tan poco practicado por las iglesias que se proclaman cristianas
La película refleja el funcionamiento salvaje del capitalismo: se nos muestra como Kirby hunde a quien sea con tal de lograr sus objetivos. La cuestión es crecer y crecer, tener y acumular cada vez más en una compulsión sin fin. Por eso el magnate no duda en aniquilar a sus competidores. Kirby se define como un león con garras y para él la gente común son/somos “chusma que se ha quedado en el arroyo”
En contraste, el abuelo encarna en cierto modo al “anti-sistema”: no piensa pagar impuestos sin que le expliquen en qué va a gastar el Estado su dinero para nada quiere financiar guerras; y es además el abanderado de un barrio humilde que se resiste a morir en manos de la avidez inmobiliaria (quieren comprar todas las casas para edificar una gran fábrica de armas y es Kirby quien está detrás de la operación aunque ambos personajes antagónicos lo desconocen)
En este comprometido ser, vemos al abuelo preguntando a su posible consuegro sobre el enorme paro del momento y ante la nula empatía del banquero quien contesta que ese no es el problema del país, Vanderhof le replica con cierta ironía que el paro sí que es el problema
La misma ironía con que se nos desliza una crítica al mundo de “ismos” en el que vivimos y que suele derivar en radicalidades destructivas. En este sentido el abuelo habla del fascismo, el comunismo… pero el guion evita mencionar capitalismo o catolicismo por razones obvias. Vanderhof afirma que ”si algo no va como debiera, te buscas un ismo y ¡todo resuelto!” y habla del ejemplo de gentes sin “ismos” comentando que “ahora se dice o piensas como yo o te deshago a bombazos”. Triste realidad aún en nuestro tiempo en demasiados gobernantes que tienen por bandera el odio
Nego Ocio
La película cuestiona la priorización del trabajar versus al ser y vivir. En este sentido la palabra negocio parece darnos luz porque define lo que supone priorizar el negocio para una persona. Para esa gente su vida es su trabajo y la acumulación creciente de bienes materiales, casi nada más cabe en su vivir; y en el mejor de los casos la justificación de su negación suele ser que todo lo hacen para que los suyos vivan bien
En este sentido, Kirby confiesa que su afición es los negocios, y cuando se entera de que una de las del abuelo es tocar la armónica reconoce que él de joven fue un campeón tocándola, pero asegura estar demasiado ocupado para hacerlo ahora. Hay en el magnate una actitud de desprecio a todo aquello que no es “productivo”, una actitud típica de los que están atrapados por el poder del dinero y del trabajo y en esa obsesión por hacer-tener poco entienden del ser
En contraste, Vanderhof alberga en su casa familiares y amigos que conviven en armonía haciendo lo que les gusta. Se nos muestra como recluta a un contable al que le pregunta para y por qué cuenta tanto y qué es lo que realmente le agrada hacer. Ese hombre tímido acabará viviendo en la casa del compartir disfrutando el ambiente de libertad y creatividad que el abuelo promueve
Es significativa la conversación de los dos jóvenes amantes, Alice le explica que su abuelo entiende que la mayoría de las personas viven dominadas por el “miedo a” (lo que comen, lo que beben, perder su trabajo, perder su salud, perder su dinero…) y que repudia a los que comercializan con ese miedo para vender cosas innecesarias; por eso les ha enseñado a todos ellos a no tener miedo y a hacer lo que quieran divirtiéndose. Toni admite que es verdad pero que hace falta mucho valor para obrar así reconociendo que él se ha acomodado en el fácil ser “hijo de papá”
Amigos de verdad
Los dos universos se acercan cuando ambas familias son arrestadas en casa del abuelo por una denuncia orquestada por los abogados de Kirby
En el calabozo, Vanderhof pierde su tradicional buen hacer y le reprocha al magnate su creerse superior afirmando que en realidad es un “pobre” hombre más pobre que cualquiera de los que llama despectivamente chusma porque ellos tienen amigos mientras que él acabará su existencia sin amigos. Para el abuelo el magnate es un fracasado como ser humano y como padre
Y durante el juicio, apreciamos esa verdad en el contraste entre los numerosos abogados de los Kirby frente a ninguno por parte del clan del abuelo quienes en cambio están acompañados por todo el público amigo. El juez le impone una multa por fabricar ilegalmente cohetes en su casa, multa que el banquero se ofrece a pagar pero que el abuelo rechaza. Es en ese momento cuando se organiza una recolecta entre el público y consiguen reunir ese importe, Kirby se da cuenta del valor de la solidaridad
Y en la escena previa a la gran reunión del éxito empresarial de Kirby, su competidor le explica que se ha dado cuenta de que jamás tuvo un momento de felicidad con todo lo que ganó; y le advierte que tampoco lo tendrá él, asegurando que su propio poder un día le aplastará y se encontrará solo porque ese es el destino que se merecen los hombres como ellos
En efecto, es sabido que a menudo quien tiene mucho dinero y/o poder social se ve rodeado de gente “amiga” por interés materialista que desaparecen si dejan de ser atractivos. Pero cuando una persona se da, sean cuales sean sus posesiones o nivel social, tiene amigos de verdad que siempre están y estarán pase lo que pase
Vivir ahora o acumular para…
Muchas personas viven pensando más en el futuro que en el presente, posponen su felicidad en arras de una supuesta felicidad futura que a veces no llega. ¿Qué sentido tiene no tener tiempo ni espacio para ser, expresarse, divertirse, vivir en el ahora con la justificación del acumular bienes para vivir en el futuro?
En este sentido, el abuelo le explica a Kirby como dejó sus negocios, ocurrió un día mientras subía en el ascensor de su oficina, ese día decidió bajar y nunca más ha vuelto. El banquero le responde con sorna que desde entonces no ha hecho nada; pero él contesta que sí, que hace lo que le gusta: colecciona sellos, toca la armónica y tiene tiempo de darse cuenta de cuando llega la primavera. Y añade que quizás si él volviera a tocar la armónica tal vez le impediría dedicarse tan desesperadamente a ganar dinero
Simplicidad
En la película la armónica se convierte en protagonista; es símbolo de la alegría, la libertad, la creatividad, la amistad, la inocencia y la humildad. Una simple armónica contiene los mejores valores humanos. Y el abuelo le regala la suya al magnate como sentida disculpa después de haberle reprochado su falta de humanidad
Una armónica que está en las manos de Kirby durante el juicio y también en el día de su gran victoria empresarial. Y esa simbólica armónica sale impulsada sobre la mesa de reuniones por su “aniquilado” competidor en la elocuente explicación de quiénes son realmente ellos dos. Y asimismo esa humilde armónica será el instrumento de unión de los opuestos en el desenlace final
Toni tras perder a Alice a causa del modo de ser de su arrogante familia, deja el negocio familiar comentando a su padre que quizás cuando vuelva siendo él podrán hablar de tú a tú como hacían antes. Kirby le entiende perfectamente y apesadumbrado le deja marchar, a esa noticia se añade el saber que su competidor ha muerto de infarto inmediatamente después de hablar con él. Lo vemos subir al simbólico ascensor del “éxito” y al entrar recibe los aplausos falsos de los consejeros, en ese momento le dice al ascensorista que le lleve abajo ante la sorpresa y quejas de todos, hace lo mismo que hizo el abuelo tiempo atrás
Kirby va a casa de los Vanderhof, el magnate le pide consejo al abuelo y este le invita a olvidarse del dinero proponiéndole tocar un dúo de armónicas. Todos acuden perplejos al oírlos incluidos Alice y Toni, Kirby les sonríe al verlos con gesto de aprobación y la pareja se abraza. En medio de la fiesta llega la madre de Toni y se desmaya al ver a su marido participando del jolgorio. La madre de Alice le da aire con el omnipresente cartel de “hogar, dulce hogar” que cuelga en su simbólica ubicación (la columna que aguanta el edificio común). En la escena final comen todos juntos con el rezo de agradecimiento del abuelo: “todo ha terminado bien como acostumbra a suceder”
Hoy en día, a demasiada gente no le gustan los finales felices y tiende a despreciarlos como falsos o alejados de la realidad, se prefiere creer que la vida es un sinsentido o una especie de calvario cruel al que hay que intentar sobrevivir. Cada uno es libre de opinar, a mi entender la actitud personal contribuye a ese final de nuestra/s historia/s sean cuales sean las circunstancias particulares vivenciadas. Tal y como se explica en el film, se requiere valor para ser uno mismo, para descubrir qué nos gusta y cómo podemos lograr expresarlo. Y asimismo entiendo que se necesita confianza y paciencia para conseguir “vivir como quieras”
Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL
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