Blondi: Del amor materno filial y el saber vivir
Deja que mi
amor te rodee como la luz del sol y aún así te sientas libre
Rabindranath
Tagore
Blondi
(2023) es la notable ópera prima de la actriz argentina Dolores Fonzi quien nos
ofrece una mirada amable entorno a los conflictos materno filiales en una
sociedad –la actual de su país y por extensión la de nuestro mundo global- en profunda
crisis que experimenta numerosos y vertiginosos cambios
Una ficción realista que retrata con notas de humor el a menudo ambivalente sentir de tantas mujeres madres en referencia a la relación con sus hijos y en general a propósito del vivir más allá del ser madre
En este sentido, Fonzi nos sumerge en una familia matriarcal con sólo un hombre plenamente comprometido en el afrontar su laborioso día a día. En efecto, el joven Mirko convive en igualdad con su juvenil madre Blondi y la abuela materna Pepa, no hay más hombres en ese hogar de calor femenino. Y en casa de Martina, la otra hija de Pepa quien también es madre pero de dos pequeños, su esposo Eduardo como lamentablemente ocurre con tantos hombres “está sin estar”
Personajes todos muy bien definidos e interpretados lo que da gran autenticidad al filme. La propia realizadora encabeza su excelente reparto, ella es la protagonista Blondi, la acompañan Toto Rovito interpretando a Mirko, Carla Peterson quien es Martina, Rita Cortese encarnando a Pepa y Leonardo Sbaraglia como Eduardo
Es de notar que siendo Blondi una película argentina no se abuse de los diálogos ni de los retratos psicológicos. En efecto, Fonzi hace hablar lo justo y necesario a sus personajes dando gran protagonismo a sus silencios y especialmente a la música que ellos escuchan y tararean. Y como es sabido el silencio y la música son lenguajes a menudo tan profundos como el habla
Debo advertir que el análisis que sigue contiene
spoilers
Juntos
La acción se inicia con la imagen de madre e hijo durmiendo juntos. Un compartir íntimo que refleja su modo de vivir. Y es que como iremos viendo se comportan como compañeros o hermanos por su poca diferencia de edad y por el espíritu juvenil de Blondi
En efecto, madre e hijo comparten las amistades y parece que no hay secretos entre ellos dos. Y aunque en apariencia Mirko se nos muestra más centrado que su progenitora, Blondi supera su natural volatilidad en su muy fiel compromiso como madre y como “amiga” de él. Y es que de alguna manera para ella su vida es Mirko
Pero aún así, el hijo no se siente asfixiado; al contrario disfruta del compartir casi todo con una madre que hace válida la bella expresión del gran poeta Tagore citada en el encabezado: Blondi le ofrece incondicionalmente su amor luminoso tal y como hace el astro solar con todos los seres. Sabremos que ella fue madre muy joven y que quiso abortar pero no lo consiguió, y no obstante al dar a luz se volcó en amor maternal con su hijo, un hijo maravilloso que siempre la ha correspondido
Son bellas las imágenes de su complicidad en el hogar o en sus salidas diurnas y nocturnas. Es el caso del largo viaje que ambos emprenden en busca de Martina quien ha abandonado a su esposo e hijos, vemos a Blondi conduciendo su coche familiar charlando y cantando con Mirko y cómo se reafirman en su amor con un “avísame si correspondes” entre guiños y sonrisas
Distancias
Recorren en el coche familiar (ese coche como imagen del que ellos dos y la abuela son una familia, una familia distinta, una familia muy especial) una gran distancia dejando atrás la ciudad y en esa gran distancia Fonzi parece evocar el alejamiento que existe entre las dos hermanas. Y además ese distanciarse físicamente de sus respectivas rutinas puede entenderse como una mejor forma de abordar el presente y el futuro de su relación como mujeres, madres y hermanas
Así ocurre al regreso de la comuna donde se refugió Martina quien reconoce que necesitaba escapar para volver a sentirse libre y que le sirvió “para darme cuenta de que hay cosas en mi vida que tengo que cambiar” confesándole a su hermana que más allá de su querer cortar definitivamente con Eduardo a ella no le llena el ser madre
No obstante sus verdades no son abrazadas por Blondi quien le espeta su profunda rabia por considerarla una “egoísta caprichosa que siempre hizo lo que quiso”. Ella la cree egoísta y la otra la tilda de envidiosa pero en su pelea al desnudo sin ser del todo conscientes ponen luz al abismo que las separa lo que repercutirá finalmente en beneficio mutuo. Y es que Fonzi escenifica en ellas el poder del amor femenino pese a las máscaras del egoísmo
En este sentido y tal como se ha comentado es Blondi la que encarna de forma más explícita esa fuerza primigenia quizás como consecuencia de su gratificante práctica como madre de un hijo tan especial como es Mirko
Por eso se entiende que él no se atreva o no sepa cómo explicarle a su madre sus planes de futuro inmediato. Unos planes que sí conocen la abuela y la tía. Y es que Mirko teme dañar a Blondi con su pronta distancia física, él ha conseguido una beca para profundizar en su arte pictórico (le gusta y sabe dibujar) en una universidad de Barcelona
Consciente de su dificultad, es Martina (a quien él regaló un bello dibujo simbólico de su ahogo existencial como mujer madre poco antes de su fuga) quien se lo suelta a su hermana la noche de su regreso a tres; lo hace junto a la piscina del hotel donde han parado a descansar, un hotel cuyo evocador nombre es oasis
A Blondi le sorprende y le duele esa ocultación y pese a ello se alegra con un “es una gran noticia” matizado con un congruente “pero mal dada”. Porque si bien es consciente de su estar-vivir “pegada” al hijo, ella siempre se ha sentido y ha actuado como una madre “no boluda” o lo que viene a ser lo mismo: como una madre no egoísta
Llega el día de la partida a la capital catalana, madre y abuela acompañan a Mirko al aeropuerto. Pepa llora ante su nieto pero Blondi en su no querer preocupar se aguanta hasta que él no pueda verla
Todo ha cambiado en la casa familiar, ahora son las hermanas las que duermen juntas y los pequeños de Martina quienes las despiertan. La familia especial ha mutado pero lo que permanece es el calor de hogar matriarcal de esas mujeres tanto en la vivienda como en el coche, especialmente el calor de esa gran mujer conductora que es Blondi
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