Pachinko: Retrato profundo de una mujer coraje y su familia



 

Las cicatrices del pasado pueden doler, pero también nos recuerdan lo fuertes que hemos sido para superarlas

Citado en la serie

 

La creadora Soo Hugh nos ofrece una sublime adaptación de la excelente novela (de título homónimo) de la escritora Min Jin Lee

Pachinko (2022-2024) retrata en sus dos temporadas distintas generaciones de una saga familiar coreana a lo largo del siglo pasado. Y lo hace poniendo el foco en la corajosa Sunja, uno de sus personajes clave a quien vemos de niña vivenciando la invasión nipona de su país y a quien acompañamos en su forzada emigración al Japón imperial como joven embarazada donde vivirá hasta su más tranquila ancianidad

La serie destaca por su elaborado estudio de personajes y su delicadeza al tratar las distintas situaciones dramáticas que estos han de superar: la guerra, el racismo, el hambre, la pobreza, los terremotos… Una delicadeza narrativa y visual que emociona en lo más profundo

Resulta fácil empatizar con todos ellos, especialmente con la heroica Sunja; más aún teniendo en cuenta las excelentes interpretaciones del elenco actoral, destacando las dos actrices que encarnan a Sunja: Kim Min-ha como joven y Youn Yuh-jung como adulta

De ahí el calificativo de sublime, una opinión personal que comparten gran parte de la crítica especializada y del público. No en vano Pachinko está considerada como una de las mejores series televisivas de este siglo

Debo advertir que el análisis que sigue contiene spoilers



Desprecio, silencio

Uno de los aspectos mejor retratados es el del racismo, el desprecio al distinto por parte de aquellos que se consideran “superiores”. Porque así de soberbios se nos muestran a los japoneses quienes tratan como parias a los coreanos; son racistas los soldados, los mandos y la mayoría de la exultante población en la época de la dominación imperial; y siguen siendo racistas –aunque más contenidos- muchos ciudadanos nipones del fin de siglo XX mostrado

Un menosprecio agresivo en ese principio de siglo de dominación japonesa al pueblo coreano. En este sentido, una de las secuencias más impactante es la que nos muestra a una joven cantante coreana que goza de la protección de un anciano militar. Ella en su fuero interno no soporta venderse y en su impotencia se suicida ante él y su insensible gente

Todo ocurre en un barco que es la imagen del desprecio y la humillación a los coreanos. En las oscuras bodegas se hacinan sus conciudadanos. Y simbólicamente sobre ellos viaja con todo lujo la élite militar y económica japonesa

La intérprete interrumpe su recital complaciente para con valentía cantar su profundo dolor y rebeldía en coreano lo que da alas a los suyos que bajo sus pies la oyen asombrados; pero su impactante suicidio convierte esos empáticos cantos en profundo silencio, el doloroso silencio de los acallados por la violencia



Actitud valerosa

En esas bodegas viaja una joven Sunja embarazada junto a su esposo, un buen hombre que ha aceptado casarse con ella pese a no ser él el padre de ese bebé por nacer

Sunja y la cantante intercambiaron miradas y palabras antes de embarcar, y de alguna manera ese intercambio ejemplariza que ambas tienen en común la actitud valerosa ante las duras vicisitudes de la vida

Pero la diferencia está en que nuestra protagonista mantiene un sabio equilibrio de superviviente heredado de su madre. Sunja no se rebaja ante el opresor, la vemos en el mercado sin flexionarse sumisamente ante los soldados japoneses como hacen todos; pero como iremos comprobando sabe y sabrá jugar bien sus cartas con inteligencia y coraje para tirar adelante a su familia

Comprobaremos que ella encarna la fuerza de la naturaleza femenina, la fuerza de tantas mujeres a menudo madres y abuelas coraje que sufren y sufrieron pero salieron/salen adelante con la responsabilidad propia y la de su gente. Mujeres resilentes, mujeres muy resistentes ante las muchas adversidades de la vida

Esa fuerza la detecta un poderoso comerciante con quien Sunja mantiene relaciones ingenuamente. De él ha quedado embarazada sin saber que ya estaba casado. El padre de su hijo querrá entonces estabilizar su relación a su comodidad, pero Sunja no aceptará nunca ser su querida mantenida

Ambos se aman y se amarán siempre, y mantendrán un magnético pulso de iguales pese a su abismal diferencia económica-social. Él la respetará y los cuidará (a ella y a su hijo) a menudo de escondidas de Sunja consciente de las dificultades para sobrevivir en los ghetos coreanos de las ciudades japonesas durante la ocupación y con mayor motivo tras el estallido de la guerra mundial e incluso durante los devastadores terremotos que asolarán la región




Corazones

Sunja lo ama pese a que él se aprovechó de su inocencia. Ama pasionalmente al padre de su primer hijo y ama profundamente al padre de adopción con el que tendrá un segundo hijo. Un hijo de un hombre sin más corazón que para ella y su vástago, y otro hijo de un hombre de fe con un corazón inmenso que acabará pagando su compromiso social con la cárcel

Y hablando de corazones, grande es también el de Sunja quien acepta y protege al inestable hermano de su esposo y a su mujer quienes inicialmente los acogieron a su llegada a Japón con muchas reticencias. No obstante, Sunja y su cuñada acabarán siendo como hermanas compartiendo hogar hasta la muerte de esa insegura mujer sin descendencia

Y Sunja lo dará todo por sus hijos y especialmente por su nieto a quien aconsejará siempre con la voluntad de atemperar sus ansias de éxito material

Todos esos amores de corazón apuntados y más (los de la cuñada, los del nieto…) son expuestos con gran naturalidad invitando al espectador sensible a vivenciarlos con pasión

En efecto, Pachinko a través de sus personajes, nos muestra en autenticidad las ricas manifestaciones del amor humano con mayúsculas en un mundo que a menudo fomenta el blindar los corazones



Darse cuenta

El título de la serie tiene sentido especialmente en su crónica de finales de siglo con Sunja ya abuela. Pachinko es un juego de azar oriental, en Japón son comunes las salas con máquinas de habilidad con bolas de acero a las que los jugadores entregan sus esperanzas económicas

Y es que superado el puro y duro sobrevivir de tiempos pasados, ahora el foco está en la aspiración económica de la gente. El hijo del padre de corazón selectivo trabajará en un salón de juego y su hermano regentará otro dónde se nos muestra esa ansia por el tener material

Un ansia que late fuertemente en su hijo, el amado nieto de Sunja quien siempre busca escalar a lo más alto en el mundo de los negocios aunque su corazón resuena y escucha la voz sabia de una abuela que lo ha vivido todo y más

En este sentido, es bello y es apasionante el largo proceso en el que él se embarca para alcanzar el éxito. Se las verá con otra anciana coraje coreana quien se resiste a vender su humilde vivienda forjada con el sudor de su clan a una poderosa sociedad mercantil

A través de ella y de su abuela, el joven conocerá en profundidad el valor real de vivir, el valor real de lo auténtico, el valor del sentir profundo de corazón de quien ha vivido con intensidad, el valor de lo que no tiene precio ni se vende ni se deja comprar

Y ese darse cuenta -aunque no se exprese con contundencia en el encegado nieto- de quien no ha vivido ni ha sobrevivido tanto horror, es quizás la mayor pedagogía para el público (especialmente los jóvenes) de esta ficción excepcional que emociona, entretiene y nos instruye en el arte de vivir pese a tanto

 

Dedicado a Elsa, mujer madre coraje a la que tanto gusta esta serie




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