The Game: Más allá del personaje elegido

 



Antes era ciego y ahora puedo ver

Juan 9:25 (Citado en la película)

 

David Fincher nos ofrece una ficción atrapante de significados psicológicos entorno al magnate Nicholas, un hombre rico pero pobre protagonizada por un excelente Michael Douglas

En efecto, un hombre rico pobre porque Nicholas encarna el arquetipo del frío y distante hombre de negocios incapaz de disfrutar plenamente la vida. Lo vemos siempre pendiente de las noticias económicas en su “vivir” solitario y casi inaccesible, es un tipo pulcro y ordenado hasta lo maniático que se cree más allá de todo y todos en su falsa seguridad de posesiones materiales que le hace sentirse poderoso, algo así como un dios

Como sabemos -y comprobamos cada vez más- es desafortunadamente común que muchos hombres –y mujeres- confundan tener con ser, creyendo que el acumular propiedades y dineros les convierte en “mejores” que los demás. Triste pensar que suele alejarlos de la gente en general y especialmente de sus amigos y familia. Ese tipo de personas no quieren verse más allá de su magno personaje elegido por propia voluntad, de su disfraz de “brillantez” y “éxito” que esconde una persona tan humana y vulnerable como cualquier otra

Nicholas sintomáticamente vive solo en una gran finca ubicada en el mejor barrio de San Francisco, allí se crió junto a Conrad (Sean Penn) su hermano menor y allí siendo niño vio morir a su padre –al que se sentía muy unido- quien se lanzó al vacío desde el tejado de la mansión familiar, una imagen impactante que le acompaña siempre



Evasiones

The Game (1997) arranca el día de su aniversario, un aniversario muy especial pues Nicholas cumple la misma edad que tenía el padre cuando se suicidó. Y Conrad le regala un singular juego a ese hermano que lo “tiene todo” pero no disfruta para nada de la vida. Un juego que él asegura haber experimentado y que le ha cambiado radicalmente hasta el punto de que ya no necesita consumir sustancias alucinógenas

Y es que ante la traumática muerte del progenitor/referente, un hermano decidió evadirse en las drogas y el otro en el trabajo. Un evadirse está socialmente mal visto y existen centros de desintoxicación para los afectados mientras que el otro en general es elogiado y no es común que sea motivo de atención terapéutica. Pero ambas evasiones dañan –y mucho- a los que se enganchan a ellas e inevitablemente crean abismos/brechas a su alrededor

A pesar de sus reticencias iniciales, Nicholas aceptará jugar. Y se sorprenderá de lo que conllevará ese juego del que casi nada sabe inicialmente, sólo las vagas afirmaciones de su hermano y algunos indicios: un responsable de la empresa que lo comercializa le asegura que se trata de “un juego diseñado específicamente para cada participante, proporcionamos todo lo que le falta (en su vida)” y un desconocido ex jugador que citando los evangelios le asegura que “antes era ciego y ahora puedo ver”

Antes de proseguir debo advertir que este análisis contiene spoilers (incluido el final)



Juego y caos

Comprobaremos como el juego llevará paulatinamente al caos a ese hombre que cree que lo puede todo en su poder material y ejecutivo. Así, en un principio Nicholas parece controlar las situaciones comprometidas en las que se le va sumergiendo, situaciones que lo convierten en algo así como en un héroe de acción que tiene que enfrentarse a una aventura poco convencional para él

En efecto, lo vemos relacionándose con gentes con las que antes nunca hubiera compartido nada haciendo cosas del todo inimaginables. Y visitando lugares que en circunstancias normales jamás pisaría

En este sentido, se ve envuelto –él siempre tan formal- en un asunto de drogas y sexo, que le inquieta especialmente al ver cómo su mansión aparece hecha un caos con las paredes llenas de grafitis y una nota perturbadora: “elegí el sueño eterno de mi padre”…

El hombre seguro de sí mismo empieza a estar nervioso ante tanto impacto, más aun cuando un Conrad visiblemente alterado le confiesa que la empresa de juegos no es lo que parece. Y ya definitivamente totalmente desbordado tras haber estar a punto de morir ahogado decide personarse en las oficinas de la empresa comprobando que están vacías

Nicholas se toma el asunto muy en serio y averigua la dirección de Christine, una joven camarera de su restaurante favorito con la que compartió situaciones riesgosas. La joven le explica lo que sabe de esa empresa: que su hermano está implicado, que tienen acceso a su ordenador y sus cuentas han sido vaciadas y añade que desconfíe de su abogado. Nicholas está noqueado sin saber en quién puede confiar y acabara k.o. inconsciente al ser drogado por esa desconcertante joven...



Renacer, regenerar

Despierta en un ataúd de un cementerio mejicano, él sin documentación ni dinero ni teléfono móvil deambulando por las calles de un lugar desconocido -para nada lujoso- con aspecto de vagabundo

Un despertar muy simbólico el suyo, renace sin ser o interpretar el personaje que le definía. Ahora es uno más entre la gente común con la que ha de convivir y a la que tiene que pedir ayuda. Y finalmente logra llegar a San Francisco gracias a la venta de su único bien: un también simbólico reloj que perteneció al padre y que la madre le regaló el día que cumplió los dieciocho, el día en que se convirtió en mayor de edad. Hacía demasiados años que cargaba con ese reloj y con lo que este significa, cargaba con ese personaje obsesivamente responsable y trabajador que él asumió pretendiendo restaurar el vacío paterno en él y en toda la familia, especialmente en su inestable hermano

Tras comprobar que su mansión está cerrada y en venta, intenta contactar con Conrad pero le aseguran que está internado por un colapso nervioso. Así que va a ver a su ex-mujer, le pide prestado el coche y le comenta que es la única persona en la que puede confiar. Su ex-mujer a quien antes trataba con arrogante distancia en su caracterización “superior” y que ahora en su mayor autenticidad dice entender. Nicholas le explica que entiende porqué le dejo reconociendo así mismo el haber estado resentido con ella por esa decisión e incluso le pide perdón por haberla descuidado y abandonado siempre. Pero ella le libera –cuánto amor en ese acto- con un “no hay nada que perdonar” o un empático te entiendo también yo a ti, sé de tu sufrimiento, sé de tu trauma

Nicholas acude al edificio de la empresa de juegos y allí ve a todos los actores que han intervenido en el engaño, ve a Christine a quien lleva a la azotea amenazándola con una pistola. El hombre quiere saber quién está al mando de todo para destapar la estafa no por él sino para evitar que otros puedan ser estafados también. Nicholas pensando en los otros, algo que para nada hacía el personaje altivo y egoísta que fue

Y en esa azotea concluirá espectacularmente el juego. Nicholas en su confusión no sabe qué creer cuando Christine le explica que todo ha sido y es ficción de apariencia real excepto la pistola con la que la amenaza. Esa pistola que apunta contra los que forcejean la puerta para acceder a la azotea, él no puede verlos y cree que son una seria amenaza de ahí que dispare sobre su sorprendido hermano causándole la muerte. Desesperado por su pérdida se lanza al vacío rememorando el fatídico salto del padre

Pero afortunadamente todo ha sido una grandiosa y elaboradísima ficción a medida con el fin de acabar con el personaje que le atenazaba. Así, se nos muestra como cae en una gran colchoneta de un restaurante en el que todos sus allegados le esperan para celebrar su cumpleaños, especialmente le espera Conrad quien le abraza expresando la verdad que ahora Nicholas entiende: “tenía que hacer algo, eras un verdadero gilipollas”, sentencia

El magnate le agradece ese gran regalo que le ha permitido liberarse de sus cargas impostadas. El nuevo Nicholas saluda a todos los presentes desde el sentir auténtico y le propone una cita a esa joven que le acompañó en la muerte de su personaje. Y en su renovación humana, por fin le pregunta a Christine cuál es su verdadero nombre, ella sonríe al confesarle que es Claire (un nombre evocador que está etimológicamente vinculado a lo claro y lo luminoso)

Este artículo es la revisión del publicado en el diario CyL





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